Derrota ante el submarino amarillo
El miedo a ganar, sinónimo del final de la racha positiva
Los rojiblancos hicieron una gran primera media hora, con la línea de presión en campo ajeno, pero se vinieron abajo en la segunda parte. Dos tantos de Guille Franco y Capdevila sentenciaron a los vizcainos
ATHLETIC 1
VILLAREAL 2
Beñat ZARRABEITIA | BILBO
Un equipo que viene de ganar dos partidos consecutivos no debería tener miedo a ganar en casa, pero, ayer el Athletic sufrió, de nuevo, «mal de altura» tras el descanso. Una situación que se ha venido repitiendo en varias segundas partes a lo largo de esta campaña. Sin embargo, el Villarreal tiene bastante más dinero y, sobre todo, argumentos sobre el césped que el Almería o el Levante, por poner dos ejemplos de choques clónicos en San Mamés, y acabó pescando una victoria en La Catedral.
Para más inri, la sensación de superioridad táctica de los visitantes se acrecentó viendo el gol que les dio los tres puntos. Capdevila marcó tras una jugada a balón parado donde el Athletic metió a sus once hombres dentro de su área. Algo que limita las posibilidades de salida del meta, que aumenta el peligro por acumulación de fectivos y mutila la opción de la contra.
En definitiva, el miedo a ganar y seguir como en la primera parte condenó al Athletic a una dolorosa derrota que corta su buena racha, le deja a dos puntos de la zona de descenso y, lo que es peor, genera una sensación de vulnerabilidad cuando tiene el marcador a su favor.
La primera parte, intensa y entretenida, arrancó con la constatación del cambio de ciclo que se avecina en el equipo rojiblanco. A los tres minutos, Susaeta puso un balón a Llorente -cuarto gol en cinco choques- que remató con el exterior ante la pasividad de Godin. Con el marcador a favor, la tercera victoria consecutiva era factible.
El Villarreal, que venía de caer en UEFA, parecía un manojo de nervios y Eguren -que demostró jugar siempre al límite- se jugó la roja en absurdo empujón a Martínez. El Athletic, mientras tanto, siguió a lo suyo. Es decir, líneas de presión adelantadas y apariciones ofensivas con criterio. Bajo esas premisas, los rojiblancos dominaban el encuentro y pudieron ampliar su renta con dos grandes ocasiones para Susaeta.
El partido era tenso, disputado y agresivo, tónica que dominará ya todo el final del campeonato, pero Fernández Borbalán no supo interpretarlo bien y dio paso a su recital tarjetero. La grada se encrespó, más cuando se dejó en la guantera la segunda amarilla para Guille Franco.
No obstante, el protagonismo arbitral no debía desviar la atención del choque. Y es que un segundo gol se antojaba imprescindible, ya que un equipo de la calidad de los amarillos podía despertar en cualquier instante, como así fue. De hecho, a menos de diez minutos para el descanso, Franco ya dio un susto.
Finalmente, el segundo no llegó, aunque el Villarreal estuvo a punto de regalarlo en el descuento y San Mamés despidió al colegiado con una pañolada.
Frustración predecible
Restaban 45 minutos donde la entidad del rival aseguraba sufrimiento. Caparrós buscó mantener la presión con Aduriz en detrimento de un agotado Ramos, pero la solución no funcionó. Como en tardes atrás, el Athletic plegó velas, se fue echando cada vez más atrás y el Villarreal se sintió cómodo con el balón. El gol de los amarillos pareció cuestión de tiempo y llegó por la falta de contundencia vasca.
Pero, lo peor estaba por venir. A balón parado y con 11 hombres en su área, los vizcainos encajaron el gol de Capdevila y quedaron noqueados. Tanto, que llegaron a padecer algún interminable «rondo» amarillo. La postrera ocasión de Koikili sólo aumentó la impotencia.
La decepción entre los componentes del Athletic que pasaron ayer por la sala de prensa era evidente. Algo que contrastaba completamente con la satisfacción de la expedición castellonense. Fue una tarde de contrastes, pero ante los medios todos reconocieron que el Villarreal fue mejor después de la reanudación.
Así, el técnico del «submarino amarillo», Manuel Pellegrini, se mostró «muy contento. Hicimos un excelente segundo tiempo tras comenzar perdiendo a los tres minutos en una cancha donde es dificilísimo ponerse con el marcador en contra». A pesar de ello, el chileno demostró haber estudiado bien al Athletic al afirmar que «sabíamos que ellos se iban a echar, porque lo han hecho en otros partidos». Asimismo, subrayó que «por tradición quizá, aquí se da siempre un juego directo. En el primer tiempo no ha habido fútbol, cada dos minutos había una interrupción y si seguíamos así íbamos a perder el partido».
Por su parte, Joaquín Caparrós lamentó la derrota y destacó que «ha sido una pena porque hubiéramos dado tres pasos adelante». El de Utrera aseguró que «en la segunda parte hemos tratado de continuar apretando arriba, para eso ha salido Aduriz, pero no ha podido ser». De aquí en adelante, el andaluz aseguró que «cada punto hay que defenderlo con sangre, sudor y lágrimas».
Contundentes fueron también los dos delanteros de ambos equipos. Fernando Llorente destacó que «nos han ido comiento terreno y ha pasado lo que se veía venir». Mientras tanto, Guille Franco fue claro y lanzó este mensaje: «El Athletic tiene equipo para jugar mejor al fútbol de lo que lo hace».
Beñat ZARRABEITIA