Maite SOROA
Ya se han dado cuenta
No había que ser el oráculo de Delfos para percatarse que lo de Kosovo encendería todas las alarmas rojas del nacionalismo panhispano. Y, claro, así ha sido.
Ayer el editorialista de «La Razón» lo dejaba muy claro en sus primeras líneas: «Era sólo cuestión de tiempo que la larga lista de nacionalismos internos de la Unión Europea se pusieran en fila para pedir o reiterar, uno a uno, su propio referéndum de autodeterminación envalentonados por el efecto de la secesión de Kosovo». Ya empieza la alarma ante la epidemia.
Decía el gachó, repasando la prensa, que «ayer fue el primer ministro de Escocia, Alex Salmond, el que reunió a la Prensa europea para recordar que ellos tienen en marcha la consulta para 2010, tal y como prometieron en el programa electoral con el que ganaron las elecciones regionales del año pasado». Lo que le duele es que, además, ganaran...
Y ahora empieza con las comparaciones: «Salmond insistió en que el caso escocés no tiene nada que ver con Kosovo, pero a nadie se le escapa que aprovecha hoy la coyuntura internacional para hacer ver que su caso es especialmente válido dentro de las estructuras europea y británica. El `efecto Kosovo' es especialmente perverso en el caso de los separatismos intraeuropeos porque se ha consumado con la aprobación de EE UU y de la locomotora europea, Francia y Alemania». Ahí les duele más aún. Especialmente porque en las manifestaciones que han realizado los serbios contra la independencia kosovar la rojigualda aparecía atadita por las esquinas a banderas de potencias como Malta o Chipre. Por no hablar de los retratos de Milosevic...
Y así llegan al absurdo. Lean, lean: «España, como siempre, será vanguardia con una consulta con tintes de autodeterminación planteada en el País Vasco para este mismo año. Las instituciones de Bruselas no deben caer en la trampa hábilmente tendida por aquellos que prefieren una Europa atomizada justo cuando se ha terminado el largo y tortuoso viaje de la reunificación tras la Segunda Guerra Mundial». ¿España vanguardia?. ¡Ay, para por favor! ¡Para que me da!