SOS Racismo recurrirá la sentencia del Juzgado de lo Contencioso número 2 de Gasteiz que, sin entrar a juzgar si la sede de esta asociación es un lugar apto para el procedimiento de empadronamiento ficticio que esta asociación facilita a centenares de personas inmigrantes, rechaza la «legitimidad» de SOS Racismo para recurrir lo establecido por el Ayuntamiento.

El Juzgado, resume SOS Racismo, «viene a decir que el empadronamiento es un acto personal y que nosotros no podemos decir a una persona dónde empadronarse». Algo con lo que están de acuerdo porque, de hecho, «lo único que hacemos es `prestar' nuestra sede, lo mismo que han hecho otras personas a título individual para ayudar a que se empadronen unas personas extranjeras que, si no, no pueden acceder a gran cantidad de servicios».

Esta asociación de apoyo a las personas inmigrantes comenzó con los empadronamientos ficticios en 1999 sin que ello supusiera ningún problema hasta que en 2004 el gobierno de Alfonso Alonso publicó un decreto dando de baja, de oficio, a los inscritos en el padrón en la sede de SOS Racismo. Cuatro años después siguen con la «pelea», a pesar de declaraciones como la reciente del consejero de Bienestar Social de Lakua, que el pasado 14 de febrero abogaba por lo que llamaba «empadronamiento social», «reclamando de los ayuntamientos que facilitasen el empadronamiento de las personas extranjeras».

Empadronamiento solidario

Fede García, de SOS Racismo, espera que el nuevo recurso ante el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco propicie una resolución sobre «lo que la ley prevé para personas en situación de marginación y riesgo». A ello posiblemente añadirían la presentación de nuevos recursos sobre las solicitudes de empadronamiento, esta vez de forma individual.

En cualquier caso, si la vía judicial fracasa y las instituciones no posibilitan el empadronamiento, a través de los ayuntamientos, a la gente inmigrante, desde SOS Racismo aseguran que «no dudaríamos en volver a poner en pie otra campaña de empadronamiento solidario». Y es que, añaden, «la situación de la gente inmigrante en nuestra ciudad, por causa de este tema, está llegando a un nivel límite».