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Jóvenes de Kurdistán Sur, dispuestos a hacer frente a las tropas turcas

Mientras la ofensiva turca en Kurdistán Sur continúa, los jóvenes que habitan estas montañas están dispuestos a enfrentarse al Ejército enviado por Ankara para defender sus casas y sus tierras. Pese a ello, critican al Gobierno autonómico de Kurdistán Sur por no haberles dado armas pesadas con las que enfrentarse a las tanques, aviones y cañones de los invasores turcos. «No atacan al PKK, van en contra de todos los kurdos», añaden.

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En la frontera con el Estado turco, jóvenes kurdos del sur se declaran dispuestos, cueste lo que cueste, a tomar las armas para defender sus aldeas contra el Ejército turco, al tiempo que muestran su solidaridad con los rebeldes del PKK, «que, como todo el mundo, tienen el derecho a vivir en paz».

«La amenaza turca se acerca peligrosamente. Vienen con sus cañones, con sus armas y con sus aviones», dice Juthiar Khalil, de 25 años, un habitante de Qimary, una aldea situada en la frontera con el Estado turco, que padece desde hace una semana la ofensiva contra el PKK desatada por Ankara en Kurdistán Sur.

Reunidos en torno a una estufa en un pequeño comercio de alimentación de la aldea, Juthiar Khalil y nueve de sus amigos juran que defenderán sus casas si les atacan los turcos.

«Estamos dispuestos a defender nuestras aldeas. Sólo tenemos armas ligeras y no podremos hacer frente a los tanques, cañones y aviones turcos si el Gobierno kurdo [de Kurdistán Sur] no nos ayuda con armas pesadas. Pero, en cualquier caso, nos defenderemos», asegura.

Ankara acaba de intensificar sus operaciones y ha afirmado que ha matado a 77 guerrilleros del PKK desde el martes a la noche en lo que considera «los más duros combates» desde el inicio de la ofensiva el jueves de la pasada semana.

Juthiar Khalili defiende a los guerrilleros del PKK, que reivindican los derechos de los habitantes de Kurdistán Norte, ocupado por Turquía. «Tienen derecho a vivir en paz. También son kurdos que luchan contra el enemigo y tienen derecho a vivir en paz, como todo el mundo», declara.

Este joven señala a la montaña que se levanta tras él y explica que hasta 1991 y la primera Guerra del Golfo, su aldea se situaba allí arriba, a tiro de piedra de los pueblos kurdos del norte situados al otro lado de la frontera entre los dos estados. En esa época los habitantes de Qimary se vieron obligados a reconstruir su aldea cerca de la ciudad de Zajo, más lejos de la frontera.

En la época de normalidad, durante el invierno, la actividad de las aldeas de esta región montañosa se ralentiza, debido a las nevadas que las cubren. Las carreteras se convierten en impracticables y los jóvenes pasan el día cortando la leña almacenada en verano para hacer fuego. «No apoyamos al PKK pero sí apoyamos sus derechos. Si combatimos contra Turquía, será únicamente para defender nuestra tierra», añade, por su parte, Ahmed Aouni, de 19 años.

«Esperemos que la situación no empeore. Pero nos tememos que las fuerzas turcas atacarán nuestras aldeas. Entonces, estaremos obligados a defendernos y a defender nuestras aldeas», destaca.

En Erbil, donde tienen su sede el Gobierno y el Parlamento de Kurdistán Sur, los habitantes expresan su cansancio por un conflicto que dura ya 30 años. «Los turcos no atacan sólo al PKK, sino a todos los kurdos».

Ankara no da tregua y mantiene su ofensiva militar

Turquía intensificó ayer su ofensiva militar contra los guerrilleros del PKK en Kurdistán Sur y rechazó fijar un plazo para abandonar la incursión, a pesar de los llamamientos de Washington para que se retire rápidamente.

Según datos del Ejército turco, el número de guerrilleros del PKK muertos en esta ofensiva asciende a 230, mientras que las bajas entre los soldados turcos son 27.

El PKK, en cambio, habla de 94 soldados turcos y tres rebeldes kurdos muertos.

Mientras la aviación turca continuó ayer bombardeando posiciones del PKK, un asesor del primer ministro, Recep Tayyip Erdogan, viajó a Bagdad para tratar sobre la incursión y afirmó que Turquía no establecerá un calendario para la retirada de sus soldados «hasta que no hayamos erradicado a los rebeldes».

«No habrá calendario de retirada de tropas turcas del norte de Irak mientras la presencia de la organización terrorista no sea eliminada», declaró a la prensa Ahmet Davutoglu, el principal asesor de Erdogan en materia de política exterior.

Poco antes de la declaración de Davatoglu, el secretario de Defensa de EEUU, Robert Gates afirmó que la duración de la ofensiva «tendría que durar días. Una semana o dos. No más».

Gates viajó ayer a Ankara para entrevistarse con dirigentes turcos para intentar convencerles de que «la acción militar no resolverá por sí sola el problema del terrorismo en Turquía. También hay que tomar medidas económicas y políticas». GARA

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