Problemas de producción han hecho que el thriller «En el punto de mira» se haya retrasado en un año con respecto a los planes previstos, tiempo en el que ha surgido el mucho más atrevido falso documental inglés «Muerte de un presidente», donde se lanza la polémica hipótesis de un atentado contra Bush. El mandatario norteamericano que protagoniza «En el punto de mira» responde a las facciones de William Hurt, quien no guarda parecido alguno con quien actualmente ocupa el sillón en la Casa Blanca, ni tampoco con sus predecesores.

Lo que ocurre es que Pete Travis había debutado en el largometraje con «Omagh», película sobre el último gran atentado registrado en Irlanda, y para su primera realización en Hollywood necesitaba algo proporcional, siendo el magnicidio lo que más impresiona a los estadounidenses desde los tiempos de Lincoln.

Las dificultades por las que atravesó el rodaje de «En el punto de mira» tuvieron que ver con la imposibilidad de utilizar la localización real de la Plaza Mayor de Salamanca, ante la negativa de las autoridades municipales a cerrar el lugar e impedir el acceso al mismo a los visitantes. El argumento exigía un escenario en el viejo continente con cierta universalidad, donde situar una Conferencia de Paz Mundial, durante la celebración de la cual se daría ese atentado contra el presidente de los EE.UU. Al final, se han utilizado algunas tomas aéreas y planos generales, pero la plaza ha sido recreada en el centro histórico de Puebla y en la capital mexicana. El definitivo aspecto cosmopolita procede del reparto internacional, con un equilibrio entre anglosajones y latinos, más alguna incorporación israelí y norteafricana.

«En el punto de mira» es un thriller de acción que trata de ser original dentro de lo posible, y a tal fin recurre al esquema narrativo «rashomoniano» de Kurosawa. Los hechos son descritos a través de diferentes puntos de vista, hasta un total de ocho, representados por todas las partes implicadas, que van desde el personal de seguridad del presidente y la Policía a los ejecutores del plan, pasando por los periodistas y turistas de diversos países. De esta manera se van encajando todas las piezas del rompecabezas, hasta completar una completa perspectiva de una ficción que refleja la tensión que se deriva de la política al más alto nivel, sin que nadie pueda permanecer neutral o ajeno a los conflictos internacionales.