Después de los divertimentos, espectáculos y números circenses de la temporada regular, se acerca la hora de la verdad en la NBA y, tal y como está la competición en la Conferencia Oeste, lo que ocurra desde ahora hasta mediados de abril, determinará la suerte de las franquicias más potentes de la liga.

Con un buen puñado de intercambios entre diferentes franquicias realizados en las últimas semanas, los cuerpos técnicos han de trabajar duro para conseguir que todas las piezas encajen a la perfección. Y es que con siete equipos en un estrecho margen de dos partidos, el Oeste presenta su cara más apasionante desde hace años.

Una de las paradas donde más caras nuevas hay es la de Dallas. Los Mavericks han recibido a Jason Kidd, el gran base que la franquicia viene reclamando desde que Steve Nash saliese de Dallas con rumbo a Phoenix. La cuestión es saber si Kidd llega en el momento adecuado al seno del conjunto dirigido por Avery Johnson o si ya «se le ha pasado el arroz».

El veterano base, que ya militó en Dallas hace una década, sigue haciendo un juego que lo convierte en uno de los mejores bases puros del planeta. Quizá a sus 34 años, haya llegado tarde a los Mavs para que estos consigan sacarle partido a sus servicios. Lo cierto es que ahora tendrá a su alrededor un grupo de jugadores mucho más competitivo que en sus anteriores etapas en Phoenix y New Jersey. Su compenetración con Nowitzki, Howard y compañía puede dar muchas alegrías a la escuadra texana.

Lo que queda de campaña parece una carrera de fórmula uno. Cada equipo mueve sus fichas: Sam Cassel podría llegar a Boston para reforzar la posición de base, Gordan Giricek parece que se convertirá en un nuevo Sun de Phoenix y Tyrone Lue posiblemente recalará en Denver. Además, otros equipos, como San Antonio o Cleveland, esperan ansiosos las renovaciones de jugadores que hasta el momento se habían mantenido al margen de la competición. Tales son los casos de Brent Barry e Ira Newble.

Todo el mundo busca la clave, incluso en pequeñas cosas o detalles que, a priori, no parecen importantes. El espionaje y las previsiones dicen que tal o cual jugador puede venir bien en caso de que su equipo se cruce con Detroit en de los play offs. De esta forma, las franquicias se lanzan de cabeza al mercado en busca de antídotos que ni siquiera saben si van a necesitar.

Así las cosas, jugadores tan prescindibles como Ira Newble engrandecen su poco destacable carrera y refuerzan su figura de jugador útil. Paradoja.

El acierto de los Lakers

Donde sí que parece que se han hecho bien las cosas es en Los Angeles Lakers. Tras la llegada de Pau Gasol la franquicia amarilla ha visto reforzadas sus posibilidades de éxito en su propia cancha y han obtenido una importante racha de 11 victorias de los últimos 13 encuentros disputados.

Pese a todo, es de suponer que los de Phill Jackson están en un momento de transición en el que Kobe Bryant tiene que convencerse de que ahora tiene a un buen compañero en el equipo y, por su parte, Pau Gasol tiene que quedarse con todos los recovecos del triángulo ofensivo del «Maestro Zen» Jackson y recuperar de nuevo -junto con la sonrisa que se le fue borrando en Memphis- su rol de estrella, o segundo espada.

Todo en los Lakers parece mejorable. Lo que en cierto modo, asusta al resto de franquicias, ya que ocupan los primeros puestos en el Oeste. El conjunto angelino será, inequívocamente, un hueso con el que nadie quiere cruzarse.