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Jon Artetxe Responsable de LAB Medio Ambiente

Mercancía averiada

Resulta esclarecedor que el informe del Gobierno de Lakua no concrete lo primordial. Demuestra que no saben qué tipo de mercancías ni qué cantidades transportaría el TAV. Viene a dar la razón a los presagios de que transportaría paquetería y poco más

Han sido muchos años solicitando información sobre el transporte de mercancías del Tren de Alta Velocidad. Demasiados escuchando vaguedades del Gobierno de Lakua y afirmaciones como que el TAV quitaría gran parte de los camiones de las carreteras. Siempre sin basarse en datos ni estudio alguno. Ahora ese Gobierno presenta un informe sobre el transporte de mercancías de la denominada «Y vasca». Un informe que en realidad no informa, al no responder la cuestión fundamental: ¿qué tipo de mercancías transportaría y en qué cantidad?

Respecto al informe, en primer lugar resulta esclarecedor que comience reconociendo que se trata de un tren de alta velocidad. Se agradece que en esta ocasión no utilicen eufemismos. A partir de ahí, la confusión impera en el documento y en la información publicada en la página web publicitaria del Gobierno. Lakua falsea la realidad cuando manifiesta que el 200% de incremento de transporte de bienes por ferrocarril se canalizará directamente a través del TAV, «lo que equivaldría a 800.000 camiones al año». De hecho, esto se demuestra incierto en el propio informe, donde se pronostica que ese incremento del 200% sería atribuíble a los efectos de la construcción de la nueva infraestructura. Es decir, se desmiente que esas mercancías vayan a ir por la «Y».

Pero al margen de la barahúnda causada por esos datos contradictorios, nos congratulamos de que Lakua admita implícitamente la nefasta política llevada a cabo durante años en materia de transporte. Por ejemplo, se reconoce el excesivo peso de la carretera: el tráfico de mercancías por ferrocarril en los tres territorios en el año 2006 se acercó a los 5 millones de toneladas, mientras que por carretera superó los 100 millones. También el hecho de que sólo haya 0,27 metros de línea ferroviaria por habitante, muy lejos de estados como Suiza, Bélgica... obedece principalmente al aciago quehacer gubernamental. Entre 1953 y 1986 se perdieron en Araba, Bizkaia y Gipuzkoa 298 kilómetros de vías. Ese dato refleja el abandono al que sucesivos equipos de gobierno han llevado al transporte por ferrocarril. Ahora Lakua pretende parapetarse en ese error para defender el TAV. Eso sí, tal y como ha declarado la consejera, junto con la construcción de nuevas autopistas, autovías... Es decir, incidiendo en fórmulas obsoletas que no hacen sino aumentar el tráfico por carretera y sus secuelas de contaminación, accidentes, costes sanitarios, colapso circulatorio... Todo ello en lugar de gestionar la demanda de transporte e imprimir un giro radical a su nefasto modelo de ordenación territorial.

Volviendo a los 298 km. de vía férrea abandonados, ¿analizamos qué servicio ofertaban a la población y cual ofrecería el TAV? ¿Comparamos a qué sector social atendían aquellas líneas, cuántas estaciones ofrecían, qué tipo de movimientos diarios, qué posibilidades de adaptación a la demanda, a las características del territorio, del tejido económico... ofrecían y cuáles el TAV?

La calamitosa gestión del transporte de las administraciones nos ha traído a esta situación. En 1930 en los tres territorios el ratio de metros de vía por habitante era de 0,98. En 2006, había descendido a 0,27. En el mismo período, el ratio de metros de vía por km2 ha descendido de 120,5 a 79,3. Y ahora Lakua pretende hacer creer a la ciudadanía que quienes hemos trabajado por evitar esa sangría somos contrarios al tren. Dejémoslo claro: no se va a enderezar la situación con una infraestructura con estaciones sólo en las capitales, que no se adapta a la orografía vasca, con un impacto tremendo en el medio ambiente y que, además, no ha sido diseñada ni para atender las necesidades de movilidad de la población ni tampoco a las características de las mercancías que se transportan en nuestro territorio. Nadie se cree ya que el TAV transportaría productos siderúrgicos, graneles, arena... es decir, la mercancía pesada, mayoritaria aquí.

La falta de argumentación contrastada para defender el TAV conduce a falsas tesis, como la de que para solucionar el obstáculo del diferente ancho de vía en la frontera con el Estado francés es imprescindible el TAV. Es conocido que existen otros modos perfectamente viables de conexión.

Resulta esclarecedor que el informe no disipe dudas ni concrete lo primordial. Demuestra que no saben qué tipo de mercancías ni qué cantidades transportaría el TAV. Viene a dar la razón a los presagios de que transportaría paquetería y poco más. De hecho, al margen de imprecisiones como «tráficos que se aprovechen de las mejoras logísticas que implican la red de ancho internacional», ese es el único tipo de material que concretan.

Del mismo modo, ningún gobierno ha presentado un informe que justifique la viabilidad social y económica del TAV en Euskal Herria, pese a que lo hemos requerido una y otra vez. Si tienen intención de elaborar y presentar alguno, que sea mejor que este, por favor. Que no pretendan, de nuevo, vendernos mercancía averiada.

Para concluir, ahora urge paralizar las obras de ejecución. Entre otras razones, porque es un proyecto no fundamentado en razones medioambientales y sociales, diseñado y decidido lejos de Euskal Herria y que pretenden imponer dando la espalda a las necesidades y la voluntad de esta sociedad.

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