Armenia parecía encontrarse ayer en un callejón sin salida después de la instauración del estado de emergencia tras los graves incidentes del sábado que se saldaron con la muerte de ocho personas, ante la negativa de Gobierno y oposición de sentarse a dialogar atendiendo a la mediación de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE).

«Al parecer, un diálogo entre Levor Ter Petrosyan -líder de la oposición, en arresto domiciliario desde el sábado- y el Gobierno no es posible por el momento, pero no lo excluimos en el futuro», señaló Heikki Talvitie, enviado especial de la OSCE para buscar una solución a la crisis originada tras las elecciones presidenciales.

Soldados y tanques patrullan Erevan, la capital armenia, después de que el presidente, Robert Kocharyan, impusiera el estado de excepción en la capital durante los enfrentamientos del sábado entre la Policía y manifestantes opositores que acusan a su aliado, el primer ministro Sersh Sarksyan, de manipular los comicios del 19 de febrero.

Talvitie voló a Erevan el domingo y se reunió con Kocharyan y Sarksyan para iniciar unas conversaciones que retomaron ayer. Ninguna de las dos partes mostró voluntad de ceder, con Ter Petrosyan instando a continuar las protestas y Sarksyan prometiendo castigar a quienes causen problemas.

Los enfrentamientos entre cientos de policías y unos siete mil manifestantes, que denunciaban su desalojo de una plaza de Erevan y el arresto domiciliario de Ter Petrosyan y reclamaban la anulación de los comicios, estallaron la noche del sábado. El Tribunal Constitucional estudiará hoy una denuncia de la oposición en este sentido.

La oposición pide el levantamiento del estado de emergencia, en vigor hasta el 20 de marzo. La Policía anunció el arresto de dos diputados, acusados de «tentativa de toma del poder».