El Athletic dio ayer un importante paso para conseguir el objetivo de la salvación. Su victoria frente al Valladolid, gracias a dos irrupciones de la cabeza de Igor Gabilondo, le sitúa a cuatro puntos de la zona de descenso. Un colchón que otorga un ligero margen de error a los vizcainos, lo que unido al cada vez peor aspecto que presentan equipos como Recreativo o Murcia, pueden provocar que la meta se alcance incluso antes de lo previsto por el entorno rojiblanco.

Todo, a pesar de que su juego sigue sin mejorar, que sufrió demasiado contra los de Mendilibar-contra 11 y también frente a 10- y que el planteamiento de los partidos por parte de Caparrós cuando el equipo toma ventaja en casa es poco valiente.

Afortunadamente, ayer, el Athletic encontró rápido el camino hacia el triunfo. Primero fue Aduriz quien avisó con un disparo y, después, el enrachado Llorente siguió creciendo. El delantero, enganchó un balón en banda y puso una pelota perfecta en la cabeza de Gabilondo. El de Añorga demostró, una vez más, su facilidad para llegar al segundo palo y remató al fondo de la red. El encuentro estaba encarrilado, pero no decidido. Y es que tras unos compases donde el juego trabado fue protagonista, el Valladolid logró hacerse con la manija del partido.

Los de Mendilibar generaron varias ocasiones claras por medio de Sesma, Manchev o Borja a balón parado, pero se encontraron con un gran Armando. Parecía que los pucelanos podrían empatar antes de llegar al descanso, pero también dieron la sensación de echar mucho en falta el acierto de Joseba Llorente, ausente por sanción.

El Athletic, por su parte, sin hacer nada del otro mundo pudo sentenciar antes de coger rumbo a la caseta. Primero, con un cabezazo de Llorente a centro de Gabilondo que desvió muy bien Asenjo y, después, si Ayza Gámez hubiera señalado unas claras manos de Álvaro Rubio dentro del área visitante justo cuando el descanso acechaba.

Aún así, el partido tenía el mismo color que la mayoría de los disputados en San Mamés: Igualado, sin buen juego, con opciones desaprovechadas por el Athletic para sentenciar y con el rival llegando al área rojiblanca con relativa facilidad.

Expulsión y sentencia

Así empezaron los segundos 45 minutos. Los vizcainos fueron echándose atrás, mientras el Valladolid siguió como en la primera mitad hasta que llegó la jugada clave del encuentro. Gabilondo lanzó una contra que dejó sólo a Aduriz ante Asenjo. Cuando el donostiarra encaraba ya al portero, Pedro López le derribo por detrás y vio la roja.

El panorama se aclaraba mucho más, pero el juego no mejoró. Las dudas continuaron apareciendo, pero Gabilondo sentenció mediada la segunda mitad. El de Añorga se anticipó y birló limpiamente el balón a Asenjo para marcar a placer.

El dos a cero debería haber insuflado tranquilidad a un Athletic que tenía a tan sólo diez jugadores enfrente. Todo lo contrario, el Valladolid generó varias ocasiones de peligro por medio de Sisi, Jonathan Sesma y Ogbeche en dos ocasiones. Unas acciones que metieron el miedo en el cuerpo de una hinchada que hacia cada vez más latente su malestar con algunos pitos.

Unas quejas que se acrecentaron cuando el colegiado decretó unos excesivos siete minutos de añadido. Concluidos los mismos, el Athletic sumó tres puntos que le dan mucho aire.