El filial se hunde pese al humo vendido por su entrenador
Beñat ZARRABEITIA
La temporada del Bilbao Athletic arrancó con grandes expectativas, declaraciones optimistas y el ascenso como «objetivo». Para ello, impulsado por Juan Pedro Guzmán -uno de los cuatro directivos presentes en la nueva comisión deportiva- y bendecido por Kike Liñero, se ficharon a una serie de jugadores «veteranos» en la categoría. Reforzado por el efecto Koikili, el técnico sacó pecho para desviar la atención de los resultados y del escaso uso que hizo de sus incorporaciones. De hecho, Retegi y Josu están fuera del club y atribuirle a él el ascenso de Susaeta o los progresos de Ion Vélez o Ramos es más que discutible.
La derrota de ayer en Burgos deja a los cachorros a cuatro puntos de la zona de descenso y a dos del play-off de permanencia. Ahora, la meta es salvarse, algo que debería propiciar el relevo de un técnico que parece empeñado en buscar siempre culpables ajenos a su persona.