La Real vuelve a la zona de ascenso tras un partido que por ocasiones debió acabar en goleada, pero en el que temió incluso por la victoria en unos últimos minutos que tuvo que jugar con uno menos por la expulsión de Mikel González.

Habría sido injusto, porque la Real dispuso, al margen de los dos goles, de seis ocasiones clarísimas, con dos balones a los postes de Díaz de Zerio y Víctor en el segundo tiempo y otros cuatro remates, dos del donostiarra y dos de Xabi Prieto, que fueron más claros que cualquiera de las ocasiones de las que dispuso el equipo local.

Por eso por méritos y por ocasiones los guipuzcoanos merecieron golear, pero faltó como ante el Xerez una mayor intensidad y concentración en la segunda parte, la que se necesitaba para sentenciar en las claras opciones que se fabricaron a la contra y para impedir que un Albacete que estaba casi muerto en el descanso cobrara vida con el 1-2 e incluso soñara con la igualada, aunque lo cierto es que no fue capaz de generar ocasiones claras de peligro.

Con viento a favor

Como en El Ejido el viento parece soplar a favor de esta Real que sólo necesitó salir más viva al campo que un rival exageradamente nervioso para que el listo de la clase, Díaz de Zerio, acertara a colocarse donde iba a llegar un saque de puerta de Jonathan y con eso y el despiste de una defensa que no sabía por donde le daba el aire bastó para que Víctor entrara por la derecha sin marca y centrara un balón que remató bien Nacho.

Xabi Prieto pudo marcar libre de marca en el minuto siguiente a la salida de un corner y la afición local empezó a pitar a los suyos, lo que se convirtió en bronca tras el gol de Díaz de Zerio, en otra acción en la que demostró su inteligencia para encontrar un hueco que sólo vio él con la complicidad de un Baggio al que Máximo arrojó a los leones, como a Xavi Jiménez, en el momento en el que la grada mostraba su indignación.

Antes Díaz de Zerio ya había podido marcar en un saque de Riesgo que pilló de nuevo dormidos a los centrales locales. Y es que los manchegos estuvieron superados por la situación en el primer tiempo, en el que los pitos de la grada sólo provocaban que aumentara el nerviosismo de sus jugadores.

Por contra la Real jugó con mayor intensidad, concentración y tranquilidad. Si encima tienes más calidad y confianza eso provocó que el juego fuera un monólogo realista.

Por eso Máximo Hernández agotó sus tres cambios para el descanso, aunque no fueron los nuevos, sino el gol de David Bauzá y la suficiencia con la que por momentos jugaron los realistas lo que motivó que el partido entrara en una dinámica peligrosa sin que la Real acertara a marcar el gol de la sentencia.

Partido muy abierto

Tras el 1-2 el partido estuvo demasiado abierto para los intereses de la Real con un continuo ida y vuelta. Un equipo que gana y que es muy superior a su rival no debe permitir esa dinámica peligrosa. Habría sido desesperante que un partido para golear hubiera acabado en un empate por entrar en ese juego que sólo favorece al equipo que va por detrás en el marcador.

Es cierto que la Real fue la que tuvo más claras ocasiones en ese juego de ida y vuelta, con dos remates a los postes de sus delanteros, un disparo cruzado de Díaz de Zerio y una gran jugada de Xabi Prieto que quiso culminar con un disparo al palo de Jonathan. Pero el equipo estaba roto porque los dos delanteros sólo jugaban en ataque y a los dos jugadores de banda les costaba cada vez más retroceder y eso es algo que se debe evitar.

Eizmendi podía haber retirado a uno de sus delanteros para reforzar el centro del campo y romper esa tendencias del juego, pero no lo hizo. Lo bueno fue que la Real no perdió la tranquilidad pese al riesgo de perder dos puntos y además movió bien el balón, con lo que consiguió que el Albacete sólo inquietara con la movilidad de sus dos delanteros y el criterio que daba Barkero a su juego.

Tampoco con diez se puso nerviosa la Real y consiguió que en casi todos los minutos jugados en inferioridad el balón estuviera en su poder y se acabara sin sorpresa negativa un partido que devuelve a la Real a la zona de ascenso, aunque lo más importante es que con la serie de diez puntos en los últimos cuatro partidos se empiezan a abrir unas distancias muy importantes contra rivales directos. El Numancia y el Málaga no ceden, pero el Sporting queda a dos puntos, el Elche a cuatro y el average, el Castellón a seis y Tenerife y Celta quedan ya a ocho. Hay que seguir en esta línea.