Elecciones en Euskal Herria
Triunfo del PSOE y fracaso del PNV en unas elecciones marcadas por el aldabonazo del independentismo
Los 540.000 votos acumulados por el PSOE y los cerca de 185.000 retenidos por la izquierda abertzale convierten a estos dos sectores en los vencedores de los comicios de ayer. Hubo también perdedores. En el Estado, el PP crece pero no llega a La Moncloa. Y en Euskal Herria, el PNV pierde siete puntos y 120.000 votos desde 2004 y se queda en apenas 300.000. Los más próximos -NaBai, IU, Aralar- también se estancan o caen. Y EA no estará en Madrid.
Ramón SOLA | IRUÑEA
De Madrid a Hernani. José Luis Rodríguez Zapatero, que se queda en La Moncloa, y los electos independentistas que han liderado la demanda de plante al Estado constituían las dos caras de la victoria anoche. En una situación muy marcada por el atentado del viernes en Arrasate, las urnas vascas dieron un auténtico espaldarazo al PSOE en todos los herrialdes, con un total de 540.000 votos que le otorgan un triunfo de una dimensión sin precedentes sobre fuerzas como el PNV o el PP.
Aunque pueda parecer paradójico, los comicios ofrecieron al mismo tiempo la confirmación de la firmeza electoral de la izquierda abertzale, cuyo resultado vence a factores adversos como el final del proceso de negociación, la oleada represiva que ha azotado al independentismo en los últimos meses o el llamamiento general anti-abstención hecho por el resto de partidos en los últimos días, en los que se ha llegado a afirmar que esta abstención estaba «manchada de sangre».
Si hace cuatro años fueron aproximadamente 120.000 votantes quienes se acercaron a las urnas con un voto nulo por la autodeterminación, ayer se puede calcular en cerca de 185.000 el número de personas que respaldaron el «plante al Estado». Este resultado se puede extraer tomando el incremento del porcentaje de abstención en los herrialdes vascos y aplicándolo al total del censo (2.199.158 ciudadanos de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa). Mientras en el Estado se repetía el índice de participación de 2004, en Euskal Herria en torno al 9% se quedó en casa (14,5 puntos más que la media estatal en Gipuzkoa, 8% más en Araba, 7% más en Gipuzkoa y 3% más en Nafarroa). En este último herrialde hay que matizar que hace cuatro años hubo un punto más de participación que el global estatal. Salvo en este caso, en los otros tres herrialdes el porcentaje en que crece ahora la abstención supera al porcentaje en que merma el voto nulo, que fue la apuesta de la izquierda abertzale en 2004.
En Euskal Herria se acercaron ayer a las urnas 206.000 personas menos que entonces, pero a esta cifra general hay que detraerle el correspondiente incremento del volumen del censo durante estos cuatro años.
Los citados 185.000 abstencionistas vienen a repetir casi de modo exacto los cerca de 187.000 votos sumados por este sector en las elecciones forales y autonómicas de hace diez meses. El resultado no dejó de sorprender a dirigentes políticos y analistas. El portavoz de EB, Mikel Arana, pidió que «lleve a la reflexión a toda la ciudadanía vasca». Nafarroa Bai se declaró perjudicada por la decisión.
El PSOE golea al PNV
El PSOE ganó con cierta facilidad en el conjunto estatal; está más cerca de la mayoría absoluta (sólo siete escaños) aunque el PP también sube en escaños y en porcentaje. Pero fue en Euskal Herria donde el partido de Zapatero cosechó su triunfo más rotundo y significativo. Su resultado rompe todas las barreras históricas, tanto en la CAV -donde gana con nitidez en los tres herrialdes- como en Nafarroa -donde se evidencia que la decisión de dar el gobierno a UPN hace medio año no le ha pasado ninguna factura-.
Los datos cantan. El PSOE no sólo acumuló 540.000 votos en el conjunto de Hego Euskal Herria, sino que obtiene un porcentaje de voto en la CAV que supera nada menos que en ocho puntos al mayor logrado hasta ahora en estos comicios, que era el 29,2% de 1982, cuando irrumpió Felipe González. Por lo que respecta a Nafarroa, el número de votos obtenido por Zapatero -su lista iba encabezada por un casi desconocido Juan Moscoso- es igualmente el mayor de la historia: 115.837, por encima de los de 2004 y 1982.
El batacazo paralelo del PNV deja claro que ha tenido que haber un cierto trasvase de votos del partido de Iñigo Urkullu al que lidera Patxi López, y que incluso puede haber habido algo similar desde Nafarroa Bai hacia el PSN.
El resultado de los jeltzales es el peor de su historia reciente, quedándose en cotas sólo superiores a las de los años posteriores a la escisión de 1986. No sólo pierde con rotundidad el primer puesto revalidado una y otra vez en los últimos años en la CAV y en herrialdes como Bizkaia, sino que nunca desde las estatales de 1993 había estado en cotas de 300.000 votos. En las primeras valoraciones, el cabeza de lista en Bizkaia, Josu Erkoreka, culpó a la bipolarización PSOE-PP y, en el caso de Gipuzkoa, al efecto de empatía con el partido de Zapatero creado por el atentado de Arrasate, pero las explicaciones parecen excesivamente reduccionistas.
Resultó curioso el modo en que el PNV quitó importancia a su derrota y saludó casi como propia la victoria de Zapatero. Iñigo Urkullu dijo a las 22.40, todavía con el recuento por cerrar, que ya había llamado al inquilino de La Moncloa para felicitarle y proponerle acuerdos.
NaBai, EA y Aralar, hacia atrás
El desplome ni siquiera es exclusivo del PNV, sino que abarca a todo su círculo político concéntrico. Eusko Alkartasuna pierde su diputada en Madrid, con todo lo que ello supone, después de dejarse en el camino unos 30.000 votos. Nafarroa Bai se limita a repetir los resultados logrados en sus inicios de 2004 -apenas 1.000 votos más- pero además pierde 12.000 de los votos logrados hace un año en las autonómicas. No logra ninguno de sus objetivos: ni el segundo diputado, ni el primer senador, ni los 100.000 votos, ni desgastar al PSOE.
En el caso de Aralar, se confirma su incapacidad de despegar en Araba, Gipuzkoa y Bizkaia. Y por lo que respecta a EB e IUN, pierden la mitad de sus votos, que sin duda han ido a parar al saco de Zapatero, aunque en este caso se trataba de un hecho ya previsto y reflejo del desplome del partido de Gaspar Llamazares a nivel estatal, donde queda reducida a fuerza residual, con dos diputados.
La apuesta por la participación normalizada en estos comicios hecha por todas estas formaciones se salda con fracaso, así como la apelación a los votantes independentistas por EA y Aralar. Ninguno de los dos estará en el Congreso.
733.000
ciudadanos vascos declinaron ayer el llamamiento general a acudir a las urnas en Euskal Herria. Son 206.000 más que los que lo hicieron en 2004.
540.000
votos convierten al PSOE en el partido más votado en Hego Euskal Herria. Ganó en todos los herrialdes salvo Nafarroa, pero aquí obtuvo también el mejor resultado de su historia.
17,5
puntos es el terreno ganado por el PSE al PNV en estos cuatro años en la CAV. En 2004, los jeltzales le superaban por seis puntos y medio y ahora el PSOE lo hace por once puntos.
1993
fue el último año en que el PNV bajó de los 300.00 votos, en la fase post-escisión de EA. Ahora ha superado esa barrera por muy poco. Y ya ha perdido la mitad de los 600.000 cosechados en 2001.
15.000
votantes que optaron hace un año por Nafarroa Bai para el Parlamento navarro no le apoyaron ayer. Por contra, el PSN sumó 40.000 más que el 27-M.
La polarización producida en esta campaña estatal en torno a los dos candidatos de PSOE y PP, Zapatero y Rajoy -disparada con elementos como los debates televisivos-, hace que el bloque de partidos opuestos a reconocer el derecho a decidir de la ciudadanía vasca logre una diferencia mayor que nunca respecto a las formaciones calificadas como abertzales. Esta vez ni siquiera la inclusión de EB e IUN en este bloque nivela la balanza.
Hace cuatro años, PSOE y PP acumularon cerca de 715.000 votos frente a los 680.000 sumados por PNV, EA, Nafarroa Bai y la izquierda abertzale, bloque en el que se podrían incluir también los 100.000 de EB. Esta división casi por la mitad repetía los resultados habituales de anteriores elecciones estatales, pero el equilibrio se ha roto en esta ocasión, en la que se intuye un importante corrimiento de voto hacia el PSOE desde el PNV, IU y quizás incluso desde algunas otras formaciones abertzales.
Así, entre PP, UPN, PSE y PSN suman casi 875.000 votos, a los hay que añadir los menos de 15.000 obtenidos por Unión Progreso y Democracia, el nuevo partido de Rosa Díez, cuya participación ha sido completamente irrelevante.
Frente a ellos resulta insuficiente la suma virtual de los 300.000 votos del PNV, los 185.000 extrapolables para la izquierda abertzale, los 62.000 de Nafarroa Bai, los 50.000 de EA y los 30.000 de Aralar. En total, unos 620.000 sufragios, a nada menos que 250.000 de las grandes formaciones estatales.
Desde algunos partidos no se dudó en atribuir una parte importante del excelente resultado del PSOE al efecto del atentado mortal contra su ex concejal en Arrasate Isaías Carrasco. El presidente de EA, Unai Ziarreta, hizo una afirmación muy expresa al respecto, y también Josu Erkoreka, del PNV, lo citó como factor a tener en cuenta para leer los resultados, sobre todo en lo que respecta a Gipuzkoa.
Habrá que ver si este trasvase provoca movimientos estratégicos en los partidos. Al margen de la indudable distorsión que ha provocado la omnipresencia mediática de los líderes de PSOE y PP, Zapatero y Rajoy, durante toda la campaña -y que denunciaron anoche sobre todo desde PNV e IU-, el resultado ya hizo resurgir anoche otros debates, como la necesidad de buscar otras estrategias en favor del derecho a decidir o de impulsar coaliciones. Tras el no rotundo de todas las formaciones a la propuesta de Bergara lanzada hace cuatro años por la izquierda abertzale, en esta ocasión EA volvió a plantear algo similar sin resultado alguno. Mientras, al otro lado de la muga Euskal Herria Bai mostraba ayer mismo que esa opción no sólo es viable, sino que produce resultados electorales positivos.