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Hora de no cerrar los ojos frente a la realidad

La noche electoral da paso al «día después», en el que los partidos que han ganado irradian victoria y los que han perdido modifican su mensaje para hacer más digerible la derrota. En este caso los dirigentes del PSOE, especialmente los de sus delegaciones en los territorios vascos, se encuentran en el primer bloque. Su satisfacción, sin embargo, no puede ocultar la preocupación generada por los datos de la abstención, tanto activa como pasiva, que distorsionan por completo la imagen que se ha trasladado sobre la realidad vasca. En el otro lado, se encuentra el PNV, que se enfrenta a la enésima manifestación de la crisis que afecta a su partido desde el golpe de mano dado por Imaz. En el centro se encuentra la izquierda abertzale, que ha demostrado que ni la más encarnizada de las represiones puede con la voluntad de su base social.

Ante este panorama, los portavoces del PNV han sugerido, tanto antes de las elecciones como en la propia noche electoral, que su apuesta en estos momentos es llegar a un acuerdo de «normalización» con el PSOE. Un pacto según el cual el PNV regala humo para comprar aire. Regala humo al decir que puede, por sí mismo, garantizar un acuerdo estable y duradero en torno a las relaciones de los vascos con el Estado español. Compra aire al proteger su maltrecha hegemonía, atrasando una vez más la resolución de su crisis. El PSOE puede cegarse con el humo y creer que ha solucionado el conflicto vasco, cuando en realidad un acuerdo de esas características sólo serviría para alargar el conflicto sine die. Puede regalar aire al PNV, pero ya conoce la experiencia y sabe que ese acuerdo no tiene la estabilidad garantizada en el contexto del conflicto.

Frente a estas hipótesis de trabajo es urgente presionar a los partidos para que hagan una lectura más profunda de los resultados y, sobre todo, de la realidad vasca. Una realidad que sin duda conocen, pero que por intereses pueriles a menudo prefieren aparcar. Una realidad que, de una u otra manera, los ciudadanos se han esforzado en plasmar en estas elecciones. Unos ciudadanos que se merecen el esfuerzo de una clase política que no puede seguir cerrando los ojos.

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