GARA > Idatzia > Eguneko gaiak

Tras las elecciones del 9-M

PNV, EA y Aralar pierden, Bergara hubiera ganado

El mal resultado de las formaciones abertzales ha reabierto el debate sobre la necesidad de coaliciones. EA y Aralar ya lo han reclamado, y el PNV no dice nada, pero no cabe duda de que habrán crecido como la espuma los partidarios de la coalición para las autonómicas.En este ejercicio virtual, la lista conjunta abertzale habría sido la primera con 616.287 sufragios, y el PSOE se quedaría como segunda fuerza, con dos diputados menos en Gipuzkoa y Bizkaia. Pero, sobre todo, el grupo vasco sí sería un interlocutor válido para abordar el conflicto.

 

Ramón SOLA

Los pésimos resultados de PNV, EA y Aralar han reabierto el debate sobre la necesidad de coaliciones, más aún visto el avance de Euskal Herria Bai al otro lado de la muga. La primera en plantearlo fue la izquierda abertzale en Bergara, en 2003. Recibió un no rotundo. Es sólo política-ficción, pero esta fórmula hubiera ganado el domingo con 616.287 sufragios y nueve diputados.

La necesidad de simplificar el abanico de siglas entre las formaciones abertzales, o al menos establecer coaliciones, es más evidente que nunca después del domingo. Así lo expresó Unai Ziarreta, presidente de EA, en la misma noche. El lunes, el número dos de Aralar, Jon Abril, añadía que «en octubre ya llamamos a la unión y obtuvimos un no como respuesta, pero los resultados muestran que no estábamos equivocados». Y el PNV no dice nada al respecto públicamente, pero no cabe duda alguna de que este elemento estará en sus reflexiones y que habrán crecido como la espuma los partidarios de la coalición con EA para las próximas autonómicas -necesidad obliga-. Sin olvidar que al otro lado del Bidasoa la experiencia de Euskal Herria Bai -sin el PNB- muestra que la colaboración es posible y que da réditos: ha logrado un 41% de votos más que los sumados por AB y EA en el año 2001.

Todo podía ser muy diferente si la Propuesta de Bergara lanzada por la izquierda abertzale en diciembre de 2003, en vísperas de las pasadas elecciones estatales, hubiera tenido otra acogida que el no rotundo del resto de formacio- nes. Especular con su desarrollo no pasa de ser política-ficción en vista de factores objetivos como la gran distancia actual entre PNV e izquierda abertzale, tanto por su posición ante el estatus político como por sus divergencias en cuestiones socioeconómicas. Pero sí es un ejercicio ilustrativo para constatar los réditos que produciría la unión.

Una eventual plataforma integrada por PNV, EA, Aralar e izquierda abertzale, que tuviera como hilo conductor la defensa del derecho a decidir de Euskal Herria y reflejara el país como sujeto político ante Madrid, sería hoy cuarta fuerza en el Congreso, resistiendo al llamado «tsunami bipartidista». Habría irrumpido con nueve diputados, a sólo uno de los que tendrá CiU si finalmente pierde el que se está disputando con el PP. Serían dos más de los que suman hoy PNV (6) y NaBai (1). EA y Aralar no han llegado, y a la izquierda abertzale no le dejaron opción alguna de concurrir.

El PSOE no habría arrasado en las elecciones en Euskal Herria, cuyo resultado ha elogiado Zapatero por su «alto valor político». La ganadora habría sido la lista abertzale con un total de 616.287 sufragios, es decir, 75.000 más que la suma de PSE y PSN. De hecho, le habría arrebatado dos de los escaños obtenidos el domingo; el PSOE bajaría de once a nueve al perder uno en Bizkaia y otro en Gipuzkoa. El PP sí retendría los cinco actuales, uno por herrialde salvo los dos logrados por UPN en Nafarroa.

Éste último sería el único herrialde en que la suma no produciría efectos significativos, ni en votos ni en electos. Aplicando el incremento de la abstención al censo y sumándolo a los votos apilados ya en torno a Nafarroa Bai, la lista abertzale llegaría a los 74.399 votos, muy lejos todavía de arañar otro escaño a PSOE o a UPN. Pero en Araba, Bizkaia y Gipuzkoa habría vuelcos. En tierras alavesas, este ejercicio virtual convertiría a la lista abertzale en segunda fuerza con 56.400 votos frente a los 69.180 del PSE y por encima de los 44.937 logrados por el PP. En Bizkaia, no habría duda alguna de la victoria de la hipotética coalición, con 291.569 sufragios sobre los 230.728 del PSOE y los 114.783 del PP. Y en Gipuzkoa, arrasaría: 194.019 votos, más que los acumulan juntos PSOE y PP en la actualidad (125.659 y 46.982 respectivamente). Se llevaría tres de los seis diputados.

La fórmula, por tanto, saldría vencedora de la cita con las urnas estatales, aunque ciertamente con menos margen que las proyecciones basadas en los datos de elecciones anteriores, dado el bajón experimentado tanto por PNV como por EA y Aralar. Pero cabe intuir que una coalición así movilizaría a votantes que ahora se han decantado por la abstención pasiva o por el mal menor de Zapatero.

El resultado no sería sólo una victoria en términos cuantitativos. Con este porcentaje y con esa representación plural, está claro que el grupo vasco sí podría reivindicarse ante el presidente del Gobierno español como interlocutor válido para abordar el conflicto político pendiente. El PNV en solitario lo tiene mucho más difícil.

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo