Bode Miller y Lindsey Vonn, que lideran las Copas del Mundo de esquí alpino, intentarán refrendar una sensacional temporada y asegurar las dos grandes Bolas de Cristal para Estados Unidos en las finales de la competición, que se disputarán a partir de hoy en Bormio (Italia).

El excéntrico y genial Miller, que compite bajo bandera estadounidense, pero fuera del marco de su federación -gestiona su programación y sus entrenamientos, alojándose por libre en una furgoneta (el famoso Bode-móvil)- lidera la general de la Copa del Mundo con 1.387 puntos, 169 más que el suizo Didier Cuche, que, al igual que el austriaco Benjamin Raich -tercero, con 1.123- también opta al triunfo global.

El astro de New Hampshire, que ganó la Copa del Mundo hace tres temporadas, fue el segundo estadounidense en lograrlo, después de que lo hiciese, tres veces seguidas, entre 1980 y 1983, el mítico Phil Mahre. Miller y Lindsey Vonn podrían repetir la proeza yanqui de 1983, cuando Estados Unidos se adjudicó las dos grandes Bolas de Cristal, ya que a la victoria de Mahre se unió la de Tamara McKinney en damas.

Vonn, que ya tiene asegurada la Copa del Mundo de descenso -disciplina que abrirá las finales, tanto en damas como en hombres-, lidera la general con 1.263 puntos, 157 más que la alemana Maria Riesch, que este domingo, en Crans Montana, se adjudicó matemáticamente la Bola de Cristal de combinada. La austríaca Nicole Hosp, que defiende el título, es tercera.