Más «juego» fuera que dentro del campo
Manex ALTUNA
La falta de estabilidad institucional ha sido una de las principales causas de que el Athletic haya perdido gran parte de su crédito en los últimos años. Desde el fallecimiento de Javier Uria, las polémicas y las críticas sobre el trabajo de las distintas juntas directivas han sido constantes y en el último lustro hasta cinco presidentes han pasado por Ibaigane.
A Ugartetxe no le dejaron cumplir lo que le restaba de mandato a Uria. Las presiones le obligaron a adelantar las elecciones en las que se impuso Lamikiz de forma aplastante. Pero el de Busturia y su «equipo de universitarios» dilapidó su respaldo con sus equivocaciones en las decisiones deportivas. La dimisión de Lamikiz provocó la mayor crisis institucional de la historia del club y Ana Urkijo tuvo que acudir a salvar los muebles en el último minuto, cuando el equipo iba camino del descenso.
Fernando García Macua ha sido el último en llegar y parece que no ha aprendido nada de lo sucedido. Aunque su victoria en las urnas se cimentó en apenas 700 votos de diferencia, sus rivales en conjunto suman más respaldos que su candidatura y ha sacado los presupuestos adelante por apenas 40 sufragios en la segunda Asamblea, está empeñado en pasar la «factura» electoral ahondando en la división en vez de tratar de aglutinar a la masa social.
Si no es Guerrero, es «Txato» Núñez, Padilla, Dani o Ezquerro. O si no son las cuotas, los carnés de jubilados, la imposibilidad de usar el EHNA para votar en la Asamblea o el minuto de silencio.
De la mano de los rectores del club, el Athletic está ofreciendo más «juego» fuera que dentro del campo. La falta de talento, talante o mano izquierda, según como se mire, está provocando el desgaste de la institución rojiblanca por el empecinamiento de los dirigentes en servirse del Athletic, en vez de servir al Athletic.