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César Arrondo Profesor de la Universidad Nacional de la Plata (Argentina)

Aberri Eguna 2008: reflexión y acción

Hoy como hace 76 años, el Aberri Eguna debe ser el eje convocante para enarbolar un proyecto soberanista sobre la base de la unión del pueblo vasco

El Aberri Eguna se celebró por primera vez en el año 1932. Su fin fue el de conmemorar el Día de la Patria de los vascos. En tal sentido, aquel domingo de pascuas del año 1932, tomando como referencia los hechos los ocurridos en Irlanda y que dieron lugar a la declaración de su independencia de Gran Bretaña, los vascos rememoramos la afirmación pacífica y colectiva de nuestros derechos como nación, aprovechando esa oportunidad para manifestar nuestra firme voluntad de seguir luchando por la autodeterminación.

Cuentan los cronistas que en aquella primera conmemoración, las calles de Bilbao se llenaron con miles de personas, siendo la gran mayoría jóvenes, los cuales portaban ikurriñas en medio de un clima festivo y colorido que abarcó toda la jornada. Al año siguiente la celebración del Aberri Eguna se trasladó a San Sebastián, ciudad en la cual se dieron cita miles de vascos y vascas junto a diversas personalidades de Europa. En el año 1934, la celebración se mudó a Gasteiz, capital del territorio histórico de Araba, y más tarde a Pamplona, capital del territorio histórico de Nafarroa.

Esperamos que este Aberri Eguna de 2008 se convierta en un día para la reflexión de todos los vascos del mundo, y que se tiendan puentes, con el fin amalgamar a la sociedad vasca en un proyecto nacional soberanista. Los vascos de la diáspora tenemos que continuar con nuestra tarea, que no es menor, y que consiste en aportar todo nuestro esfuerzo militante, teniendo siempre presente que el pueblo vasco debe ejercer su derecho a decidir.

Debemos superar las divisiones en el campo abertzale, y unirnos con el fin de plantarnos ante los sucesivos atropellos a los que se somete a nuestro pueblo, desde los Estados francés y español.

Nos duele la violencia de cualquier signo, la cual es utilizada con fines electorales desde Madrid y París; nos duelen las prohibiciones, las censuras y las limitaciones culturales; nos duelen nuestros presos; nos duele la tortura; también nos duele que haya vascos que, dando la espalda a su propio pueblo, niegan nuestros derechos como nación.

En este sentido, debemos de una vez por todas aprender la lección y reflexionar sobre nuestros errores. Errores que nos ha llevado a creer que cada partido político individualmente pueda ser la voz y la representación de la totalidad del arco político abertzale. Como contrapartida debemos aceptar que la solución sólo será posible con el aporte de todos y, a su vez, de todas las sensibilidades políticas, sociales, sindicales y culturales.

Hoy como hace 76 años, el Aberri Eguna debe ser el eje convocante para enarbolar un proyecto soberanista sobre la base de la unión del pueblo vasco, para después pasar a la acción coordinada con el fin de lograr cristalizar nuestros objetivos nacionales.

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