Badiola sorprendió ayer con unas declaraciones que no son habituales en el fútbol y que denotan un cierto nerviosismo porque no siempre se gana cuando uno quiere, ni incluso cuando se es mejor como ayer. Algunos pensaban que con los cambios la Real iba a subir ganando todos los partidos y esto del fútbol es mucho más complicado. Lo cierto es que se llevan nueve jornadas desde que han empezado a jugar de salida los nuevos y el balance es de cuatro victorias, dos empates y tres derrotas. sólo un punto más que en el durísimo comienzo liguero sin fichajes, sin apoyo y sin la confianza que tiene ahora el equipo. Basta con señalar que en los últimos nueve partidos sin nuevos en el once se sumaron 18 puntos por los catorce que se llevan ahora. La situación no ha mejorado tanto como algunos quieren y los mismos que en su día atacaban a Coleman cargan las tintas sobre Eizmendi. Hasta el propio Badiola dio la sensación de disconformidad con su técnico, con lo que tira piedras sobre su propio tejado porque es la apuesta suya más delicada y mal hará en ponerle nervioso.

La semana además ha dejado una renovación de Xabi Prieto que no hace más que confirmar la sensación de que el proyecto económico-deportivo de Badiola no tiene una base firma. El presidente de la sociedad china presentó a Lighthouse como una empresa con capacidad de hacer grandes inversiones en futbolistas como Zigic, del que dijo el 4 de febrero que llegó a firmar un acuerdo con él. A la hora de la verdad Badiola no ha sido capaz de ofrecer garantías de la empresa para una operación que rondará los cinco millones de euros en cinco años, la renovación de Xabi Prieto. Pero lo más destacado no es que el jugador sea desconfiado y no acepte las garantías que se le presentan, sino que Badiola no puede ofrecerlas. Si realmente Lighthouse tiene la exclusividad de los aeropuertos de Pekín y Shangai y es capaz de prever unos beneficios netos a la Real de 16,5 millones anuales por la apertura de dos tiendas, ¿cómo no es capaz de presentar datos de facturación de esa empresa o avales bancarios que garanticen a un jugador el cobro de alrededor de un millón anual? Si no es capaz de dar garantías en esta operación, ¿cómo puede creerse que Zigic se había comprometido con su empresa en una operación que entre traspaso y ficha implicaba irse hasta los 25 millones en cinco años? ¿Por qué si tiene tanto poder económico pide a los jugadores por dos veces que aplacen el pago de sus fichas? ¿Por qué con su dinero no puede asumir todos los gastos de sus fichajes tal como había prometido? Cada vez Badiola ofrece más dudas y sería bueno que dé a la afición información de la empresa en la que basa su proyecto económico para evitar que se diga que ha engañado a Gipuzkoa.