Nuevas referencias frente a un dólar débil
El oro brilla más entre la niebla de la crisis
En medio de las sombras de la incertidumbre económica que se extiende desde Estados Unidos hacia todo el mundo, una luz brilla como refugio de inversores y especuladores. El oro, aupado por una menguante producción, reclama su valor de referencia frente al débil dólar.
Pablo RUIZ DE ARETXABALETA
Hubo un tiempo en que el valor del dinero se relacionaba con el oro que almacenaban los bancos centrales. Pero hace tiempo que perdieron toda vinculación. En 1971 Richard Nixon desligó definitivamente el dólar del patrón oro, con lo que las divisas empezaron a establecer su valor de forma libre. La moneda estadounidense se ha transformado en el valor de referencia mundial, pero la crisis que se ha encendido en EEUU ha extendido la desconfianza hacia el billete verde. Mientras el dólar pierde su valor, el oro se vuelve a convertir en el refugio de inversores y dispara su cotización. Ha llegado a rebasar la barrera de los mil dólares, y aunque frenó su avance, es probable que siga subiendo.
El pasado martes la onza de oro cerró a un precio de 1.011,25 dólares en el mercado de Londres, pero llegó a superar los 1.030 dólares durante la sesión. El oro funciona como refugio siempre que hay crisis bursátiles y económicas, pero en esta ocasión también se añade la fuerte demanda existente en las economías como China o India, fruto del auge económico que están experimentando estos países en los últimos años.
Además, en los últimos años la producción mundial ha alcanzado su techo y está cayendo. No se han descubierto nuevas minas de oro y que las que existentes están sobreexplotadas.
Sin embargo, el oro aún no ha llegado a la cima de esta escalada que se inició en 1999 y que se ha hecho más pronunciada en los últimos meses. Según los especialistas, los ciclos de precios suelen durar unos 15 años, por lo que a éste le quedarían aún varios años por delante, y aunque pueda tomar un respiro a corto plazo, todavía le queda mucho recorrido. Algunos bancos centrales, como el argentino o los de varios países asiáticos, ya han sustituido gran parte de sus reservas en dólares por oro.
Mesa de negociaciones
Desde el pasado mes de setiembre el oro ha aumentado su valor un 37% y en los últimos doce meses se ha encarecido en un 52%. Desde abril de 2002 ha pasado de 300 dólares a los 1.011 a los que cotizó el jueves. Y aun así, podría ser sólo la mitad del camino. El petróleo también bate récords a diario; su máximo en 1980 correspondería hoy a los 95 dólares, una cifra superada con creces en las últimas semanas. En 1980 el oro llegó a venderse por 850 dólares, lo que adaptado al valor actual serían unos 2.200 dólares, más del doble de su actual cotización, así que hay margen para seguir.
Mientras tanto, el euro continúa fortaleciéndose frente al dólar en los mercados de divisas, al llegar a cotizar a 1,574 dólares. La crisis de las hipotecas basura de EEUU que está contagiando a toda la economía mundial ha extendido el miedo. Nadie sabe el alcance de estas hipotecas de alto riesgo que crecieron como setas al calor de los bajos tipos de interés y cuyos títulos han ido dividiéndose y pasando de inversor en en inversor. Cuando la fiesta se ha acabado nadie se fía de nadie. Los bancos no se prestan dinero y falta liquidez. La recesión, el crecimiento económico negativo, parece a las puertas de la economía estadounidense.
Para frenar lo que parece inevitable, la Reserva Federal sigue bajando el precio del dinero en EEUU. El pasado martes lo hizo de nuevo, hasta el 2,25% en un nuevo intento por evitar la anunciada recesión en la primera economía mundial.
El billete se convierte entonces en poco más que papel y tinta y los inversones y especuladores buscan la seguridad de lo tangible. Los bancos centrales acuden al rescate del sistema inyectando dinero continuamente para aportar una liquidez que el mercado ha agotado. Cada vez hay más dólares o más euros y, a la vez, menos oro.
Tercera moneda
El oro reluce entonces como una nueva moneda con un valor real, tangible, que el dólar y el resto de divisas no alcanzan. Además de una manteria prima, en épocas de crisis y desconfianza el oro vuelve a recordar el carácter de moneda que tuvo en un tiempo. El «Financial Times» ya valoraba al dorado metal en enero como «la tercera moneda de reserva» en el mundo, «que brilla en medio de un panorama internacional donde reina la confusión política y monetaria».
El oro no puede crearse de forma artificial como los dólares o euros, lanzados por los bancos centrales en función de sus políticas monetarias; ni ser creado de la nada como en los mercados bursátiles, donde las acciones de las empresas se revalorizan, muchas veces sin un respaldo productivo real, surgiendo burbujas sin contenido alguno, como las vividas en el sector de las tecnologías de la información o ahora mismo en el inmobiliario.
Pero además de por la debilidad del dólar, el precio del oro aumenta por una caída en su producción desde el año 2000. La masa monetaria en EEUU aumenta a un ritmo superior al 12% anual. La producción de oro ha bajado de las 2.500 toneladas anuales a las 2.444, y se pronostica que puede alcanzar las 1.800, a la vez que aumentan los costes de producción y de explotación de las minas. A su vez, la demanda mundial está creciendo y se encuentra en torno a las 3.600 toneladas anuales. ¿Cómo se cubre esa diferencia? Hasta ahora gracias al reciclaje del oro existente y a las ventas de las reservas de los bancos centrales. Pero estos bancos cada vez limitan más la venta. Se calcula que en los bancos centrales de todo el mundo se depositan cerca de 31.000 toneladas. Estados Unidos contaría con más de una cuarta parte, seguido de Alemania y el FMI. No sólo los bancos centrales ya dejan de vender oro ,sino que China, India o Argentina están demandando más para aumentar sus reservas.
Pero algunos estados -como Portugal, Grecia y el Estado español- van en la dirección contraria. En los últimos cuatro años, el Banco de España ha reducido sus reservas de oro en casi un 50%, pasando de las 523 toneladas de 2004 a las 283 de 2007. Y el año pasado aceleró esta tendencia porque según el ministro español de Economía, Pedro Solbes, «el oro ya no es rentable». Desde entonces se ha revalorizado un 44%. Aunque la mayor parte de la demanda de oro en el mundo procede del mundo de la joyería, los inversores, a través de los denominados fondos cotizados, aumentan año a año su demanda, y acumula en los últimos años, superando el equivalente a la reserva de la mayoría de los bancos centrales.
Junto al oro, las materias primas se han convertido también en valor refugio y objeto de especulación. Tanto metales como productos agrícolas se han sumado a la escalada y no falta quien augura que pueda convertirse en otra burbuja del capitalismo financiero, tras la tecnológica y la inmobiliaria.
La revalorización del euro, o más bien la debilidad creciente del dólar, hace que las empresas europeas cuenten con un peor escenario para sus exportaciones, que resultan más caras, aunque la UE ve mitiagado el impacto del aumento del precio del petróleo, que se paga en dólares. El propio crecimiento económico europeo se ve amenazado por la debilidad del dólar. El Bundesbank calcula que tuvo un efecto negativo sobre el PIB de Alemania de 0,5 puntos porcentuales en 2007. Según el banco alemán, la revalorización de la moneda europea neutralizó los efectos positivos de la tendencia alcista general de las exportaciones.