Aberri Eguna 2008
Urkullu ofrece pactar al PSOE a la vez que arremete contra el soberanismo
Agustín GOIKOETXEA | BILBO
El presidente del Euzkadi Buru Batzar, Iñigo Urkullu, insistió ayer durante la celebración del Aberri Eguna del PNV en su disposición a llegar a un «acuerdo singular» con el PSOE para una reforma estatutaria en Araba, Bizkaia y Gipuzkoa, y completó su mensaje con ataques a quienes defienden la soberanía plena para Euskal Herria.
El líder jeltzale volvió a mirar a Madrid, emplazando al PSOE y a José Luis Rodríguez Zapatero a pactar. «Queremos saber si él -en referencia al presidente del Ejecutivo español- quiere y va a estar a la altura de las circunsrancias, si vamos a escuchar de su boca algún `sí' sincero a los planteamientos legítimos que hacemos desde Euskadi. Hasta ahora sólo ha dicho `no'», argumentó ante los cientos de afiliados y simpatizantes que siguieron su intervención en la bil- baina Plaza Nueva.
«Queremos empezar a escuchar su `síes' en vez de condiciones, sus `síes' al respeto a la voluntad de la ciudadanía vasca, voluntad como ejercicio ratificatorio de un acuerdo, sí al reconocimiento de la singularidad nacional de Euskadi, sí a la solución al profundo contencioso vasco como la reconocieron el PSOE y el PP. Desde esos síes -subrayó el político de Alonsotegi- estoy seguro de que podremos convivir en armonía y respeto político-jurídico vascos y españoles».
El presidente del PNV justificó su ofrecimiento al PSOE en la tradición pactista de su partido con los sucesivos gobiernos españoles, desde Adolfo Suárez a José María Aznar. «Ahora se abre una nueva etapa y delante tenemos a Rodríguez Zapatero», apostilló. Iñigo Urkullu habló de frustración jeltzale por los cerca de 30 años de «no lealtad al Estatuto de Gernika», aunque mostró su interés en reeditar un acuerdo similar.
Incidió, además, en el «momento especial» en que formulan su emplazamiento al PSOE, aclarando al inquilino de La Moncloa que «si lo que propone es un pacto de rebajas, un acuerdo `cepillado', ahí no vamos a estar. Ha llegado -añadió- la hora de la política con mayúsculas. Lo dijimos en Madrid y lo decimos en Aberri Eguna».
Estas afirmaciones las efectuó en castellano, lengua que combinó en los primeros minutos de su extensa alocución con el euskara, para dejar clara su voluntad de pacto con el PSOE a las decenas de medios de comunicación, muchos de ellos españoles, que se dieron cita en el acto político de Bilbo.
Sin colaboración con otros
El ofrecimiento al PSOE en un día tan señalado para los vascos llegó acompañado de duras críticas a quienes cuestionan el marco jurídico que gestiona el PNV desde hace cerca de tres décadas. A las fuerzas soberanistas -Urkullu citó a la izquierda abertzale, ELA, EA «o quien sea»- les anunció que desecha cualquier tipo de acuerdo en esa clave, pues su referente es el partido que lidera Zapatero.
«Ni la izquierda abertzale ni ningún agente político o social va a conseguir que no estemos si tenemos a mano un buen acuerdo para Euskadi y que nos acusen de vender Euskadi cuando no han hecho siempre sino vivir a costa de lo que nosotros hacemos», apuntó.
El líder jeltzale acusó a los soberanistas de darles «estopa», de «`decirnos' el camino, `su camino'. Nos han echado la culpa de la desunión de los abertzales, ellos de los que algunos son incapaces de llegar a un acuerdo con nadie si no es con `su' acuerdo», censuró.
Urkullu obvió referencia alguna al derecho a decidir de la ciudadanía vasca, salvo una en la que habló sobre la ratificación de un acuerdo político previo. La palabra «consulta» tampoco estuvo en el vocabulario empleado por él e Ibarretxe. Asimismo, subrayó que al PNV le separa «un abismo» de ETA. «Nos indigna y nos hace rebelarnos que alguien pueda pensar que tenemos algo que ver, algún punto de unión, la más mínima coincidencia con una organización terrorista y con quienes la aplauden o con quienes con su silencio la amparan», manifestó el presidente del PNV.
El lehendakari, Juan José Ibarretxe, se comprometió ayer «solemnemente» ante los afiliados y simpatizantes del PNV a «empeñar todo su esfuerzo» para lograr en lo que resta de 2008, año para el que prevé una consulta a la ciudadanía de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa,«una formulación democrática de la capacidad de decisión», lo que considera que traería el «desbloqueo político».
Ibarretxe, que abrió el acto político del PNV para celebrar el Aberri Eguna en Bilbo, subrayó que el reconocimiento «real y objetivo» del pueblo vasco como sujeto político y el ejercicio de su derecho a decidir serán los objetivos de su partido. «Es el momento de dar un salto cualitativo como pueblo y mirar adelante con ideas y riesgo político», señaló el inquilino de Ajuria Enea en una intervención de tinte más abertzale que la del presidente del EBB, centrado en ofertar un pacto al PSOE y desacreditar cualquier acuerdo soberanista.
Juan José Ibarretxe defendió el «reconocimiento político» de la realidad vasca porque, subrayó, «no somos una nación sin papeles, sino un pueblo». Por ello, reivindicó la necesidad de conseguir «el ejercicio del derecho a decidir» como «objetivo político del pueblo vasco para el siglo XXI». Dirigiéndose a los miembros de su partido, aseguró que «lo que va a ser la Euskadi del siglo XXI no depende de lo que hayamos sido ni de lo que nos dejen ser, sino del proyecto futuro con el que seamos capaces de ilusionar».
Ibarretxe animó a los jelkides a ilusionar al 84% de los ciudadanos vascos «que creen que el futuro nos pertenece, que debemos decidir nuestro propio futuro. ¿Qué hacemos que no convencemos a 84 de cada 100 personas?», se preguntó. La respuesta llegó pronto, tras un pequeño paréntesis en el que se homenajeó al pueblo tibetano, de los labios del presidente del PNV, más interesado en cautivar al PSOE que al resto de las fuerzas abertzales.
Ante una veterana parroquia, muy preocupada por guarecerse bajo la carpa instalada en la Plaza Nueva de los chaparrones esporádicos que cayeron durante toda la jornada, no obvió sus malos resultados del 9 de marzo. Al respecto, advirtió a quienes interpretan el batacazo jeltzale en clave de que la personalidad del pueblo vasco se «diluirá» dentro de la del pueblo español de que «están equivocados» «Euskadi no es ni será nunca una parte subordinada a España. Nunca», afirmó.