Se acabó la racha. Ziganda tendrá que esperar a mejor ocasión para encadenar su quinta victoria consecutiva en El Sadar, lo que suponía una marca en su curriculum como entrenador. Los suyos acusaron los cambios tácticos que se vio obligado a introducir a raíz de la enésima lesión de Ludovic Delporte y no consiguieron superar el único gol que encajaron.

Y es que será difícil que de aquí a final de temporada el técnico de Larraintzar vuelva a jugársela con dos delanteros, tras lo ocurrido ayer. El míster rojillo decidió apostar por Portillo, tal y como ensayó entre semana, pero no le dio el resultado apetecido. El trivote que puso en liza Chaparro ya era suficiente aviso como para pensar que no era la ocasión propicia para semejante apuesta, aunque en otras ocasiones se le haya reclamado más atrevimiento.

Esta vez sí que al menos el resto de resultados compensó en parte la decepción. Las derrotas de Recre y Valladolid, amén del empate del Zaragoza en su estadio, permiten que la escuadra navarra siga a dos puntos del descenso.

Pese a todo, Osasuna le puso ritmo al primer cuarto de hora, exactamente el tiempo que duró Delporte en el campo y hasta que el equipo varió su sistema. Fue el propio jugador francés el que abrió la espita de las ocasiones rojillas cuando remató con mucha intención un rechace en el área apenas cumplidos cuatro minutos de juego.

Natxo Monreal no quiso ser menos y puso una falta con mucha intención, que poco a poco se fue envenenando hasta acabar en la cruceta mientras un nervioso Casto seguía la trayectoria de la pelota totalmente superado. Ambos futbolistas repitieron otras aproximaciones, al igual que Javi García, pero sus disparos no encontraron los tres palos béticos.

A partir de ahí se acabó el peligro. Los andaluces jugaron más cómodos con superioridad en la medular y Osasuna dejó de hilvanar. Las únicas llegadas al área rival se fabricaron en jugadas a balón parado. En una de ellas a punto estuvo de llegar Josetxo (m.28), pero todo acabó en nada.

Visto lo visto, el Betis comenzó a estirarse. Le faltó calidad a Pavone para aprovechar la única contra que hasta entonces habían forjado los de Chaparro. Su defectuoso remate fue desviado a corner por Ricardo. Juanito, con un empalme a las nubes, y un tiro flojo de Edu se su- maron a las acometidas verdiblancas. La réplica navarra vino de la mano de Javi García, pero su cabezazo fue muy flojo y le dio tiempo a Casto para protagonizar una palomita poco meritoria.

Mucho corazón y poca cabeza

La debacle acabó por materializarse tras pasar por vestuarios. Una falta innecesaria de Josetxo y la mala colocación de Ricardo, sin desmerecer el chutazo de Mark González, finiquitaron un choque al que todavía le quedaban 44 minutos más de querer y no poder. Demasiado castigo para los de Ziganda y desorbitante premio para lo realizado por los béticos.

A partir de ahí, todo fue corazón y realmente muy poca cabeza. Las muchas ganas y la escasa organización a la hora de encarar la meta verdiblanca fueron las tónicas dominantes. La entrada de Héctor Font trató de subsanar esta patente deficiencia, pero el villarrealense se contagió del desorden reinante y, en algunos momentos, se precipitó al tratar de servir pases casi imposibles.

Pese a ello, si Plasil, en privilegiada posición, hubiera conseguido embocar de cabeza un buen centro de Sola en el 64 quizá el choque hubiera dado un giro favorable para los locales. Después, impotencia prolongada por exceso de individualidad, mala colocación para recoger los rechaces, alguna que otra dudosa jugada conflictiva y, en definitiva, muy poco acierto en los últimos metros.

Una correría de Sola por banda izquierda y un chut con la zurda desde la frontal del área de Puñal fueron los momentos en los que más cerca se estuvo del empate, pero fue entonces cuando Casto, no sin apuros, salvó la papeleta para su equipo.