Turbulencias financieras
Bruselas constata que la economía acusa ya los efectos de la crisis
A pesar de «sus sólidos fundamentos económicos» y de «alentadores» factores como el crecimiento de la inversión y los indicadores de confianza del sector industrial, la eurozona acusa los efectos de la crisis financiera y el alza de las materias primas, según constata la Comisión Europea en su informe trimestral sobre economía. El presidente del Banco Central Europeo subrayó que «todavía no hemos dejado atrás lo peor de la crisis».
GARA | BRUSELAS
Responsables económicos y monetarios europeos matizaron ayer los mensajes de tranquilidad lanzados desde el estallido de la crisis crediticia en Estados Unidos al constatar que la economía de la eurozona acusa ya sus efectos y advertir que la situación «empeorará».
«La economía de la zona euro sigue enfrentándose a dificultades considerables, especialmente la persistente incertidumbre sobre la duración y el coste final de la crisis financiera, el debilitamiento de la economía norteamericana, y el aumento de los precios de las materias primas», manifestó el comisario de Asuntos Económicos, Joaquín Almunia, en un comunicado. «Aunque sus fundamentos económi- cos son sólidos, la zona euro comienza a verse sacudida por las turbulencias», admitió.
El informe de la Comisión resalta que el crecimiento en la eurozona se ralentizó, para pasar del 2,6% en términos anuales durante el tercer trimestre de 2007 hasta el 2,2% en el cuarto. Aseguró que esta inflexión se debe en gran parte a un debilitamiento del consumo privado debido al aumento de los precios, ya que en febrero la inflación alcanzó el 3,3%, frente al 1,7% del pasado verano.
No obstante, Bruselas destaca como elemento positivo que se mantiene el crecimiento de la inversión, sobre todo gracias a la fuerte utilización de las capacidades y a la elevada rentabilidad de las empresas del sector no financiero. En el sector industrial, los indicadores de confianza han resistido relativamente bien y los últimos datos sobre producción industrial han sido más favorables de lo que se preveía.
«Ganan fuerza»
El Ejecutivo comunitario advierte en su informe de que todas las dificultades que amenazan a la economía de la eurozona «están ganando fuerza». En primer lugar, se ha intensificado la incertidumbre sobre la duración de la tormenta financiera, su coste final y la localización de las pérdidas, y todo ello «continúa afectando a la confianza de las inversores».
Pese a las inyecciones de liquidez del Banco Central Europeo (BCE) y del resto de grandes bancos centrales del mundo, el mercado del dinero sigue sin funcionar con normalidad y las entidades financieras son reticentes a prestarse unas a otras. Además, están apareciendo problemas en otros mercados como el de las hipotecas de calidad en Estados Unidos, los créditos al consumo, los préstamos para comprar coches, o la deuda de las tarjetas de crédito.
El informe de Bruselas destaca que la contracción del sector de la construcción es «más severa» de lo que estaba previsto y que la economía norteamericana «está ya en recesión o al borde de la misma», según la mayoría de los analistas del sector privado. «Es difícil saber si la economía de EEUU rebotará relativamente rápido o si la desaceleración será más larga», señala la Comisión, que reconoce que el resto del mundo, incluida la eurozona, «no será inmune». Además, en el caso de los estados que comparten la moneda única, el impacto de la desaceleración norteamericana «dependerá también de la evolución de los tipos de cambio».
Cita también la inflación, que se encuentra en máximos como consecuencia de los precios de la energía y de las materias primas. Bruselas cree que los precios del petróleo «se mantendrán muy altos este año» por la limitada capacidad de producción, la fuerte demanda de los países emergentes y las tensiones geopolíticas en los países productores. En contraste, los precios del resto de materias primas tenderán a estabilizarse.
Pese a todas estas dificultades, la Comisión señaló que hay una serie de factores que ayudarán a la economía de la eurozona a resistir a todos los impactos, entre los que menciona que los Estados que comparten la moneda única seguirán beneficiándose del fuerte crecimiento de los países emergentes.
Reiteró además que la economía europea tiene «fundamentos sólidos».
A esos fundamentos se refirió también el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean-Claude Trichet, durante su comparecencia ante la Eurocámara, donde advirtió que «todavía no hemos dejado atrás lo peor de la crisis financiera».
Incertidumbre elevada
Indicó que el crecimiento económico se está moderando, pero continúa, e hizo hincapié en la solidez de la economía de la eurozona y en que no tiene desequilibrios significativos. No obstante, admitió que, debido al efecto de las turbulencias financieras, la incertidumbre sigue siendo «inusualmente elevada».
«La corrección en los mercados continúa», señaló Trichet, quien consideró fundamental, para limitar la incertidumbre, que las entidades financieras informen, cuanto antes y en detalle, sobre su exposición a los activos afectados por la crisis y sobre el volumen exacto de sus pérdidas.
En este contexto, advirtió de que los grandes bancos de la eurozona pueden ser los más afectados, en sus resultados, por la caída de la actividad en los mercados de créditos estructurados y la tendencia generalizada a asumir menos riesgos y por el mayor coste de la financiación.
Durante su intervención, Trichet se refirió también al papel de las agencias de calificación de riesgos -cuya tardanza en alertar de los problemas asociados a las hipotecas subprime generó dudas sobre su fiabilidad e independencia- y les instó a eliminar cualquier conflicto de interés en su actividad y a ampliar el alcance de la información que facilitan a los inversores.
El presidente del instituto monetario europeo se mostró partidario de la autoregulación, pero reseñó que si estas entidades no logran dotarse de un código de funcionamiento adecuado, será necesaria una iniciativa política.
Asimismo, incidió en que los supervisores tienen que garantizar que las entidades cuentan con reservas de capital adecuadas para cubrir sus riesgos y apostó por una adaptación de la legislación actual que tenga en cuenta la aparición de nuevos instrumentos financieros.
El primer ministro británico, Gordon Brown, es partidario de trabajar con el Estado francés para transformar el FMI «en un sistema de alerta frente a las crisis« o el Banco Mundial «en un banco que financie proyectos de medio ambiente y desarrollo».
El secretario del Tesoro de EEUU, Henry Paulson, expresó su escepticismo acerca de las propuestas para que el Gobierno de Estados Unidos intervenga en la crisis financiera causada por las hipotecas de alto riesgo pagando para reducir los préstamos y refinanciar hipotecas. Paulson cree que la mayoría «no están listas para salir a la pista».
El Banco Central Europeo inyectó ayer 50.000 millones de euros en el mercado a través de una subasta ordinaria a largo plazo. Las pujas alcanzaron los 131.334 millones de euros y participaron en la subasta un total de 190 entidades.
La crisis inmobiliaria ya se hizo notar durante el año 2007, en el que la compraventa de viviendas en Hego Euskal Herria cayó un 26,5%, el número de viviendas hipotecadas un 19,2% y el capital prestado un 18,5% respecto al ejercicio anterior. En el Estado español la compraventa de viviendas se redujo un 27,1%. Ante estos datos, La Asociación de Promotores y Constructores de España pidió que se tomen medidas para controlar la crisis financiera que afecta al sector inmobiliario, una actividad que calificó como «estratégica, motor de la economía y un importante sustento del consumo». La crisis, que continuará durante este año, amenaza al sector de la construcción y puede derivar en una alta tasa de desempleo y una crisis económica general.
Precisamente Cosmani Inmobiliaria y otras cuatro sociedades pertenecientes al grupo Cosmani (con un total de 22 empresas) han presentado el concurso de acreedores ante una «transitoria falta de liquidez», en cuyo marco están negociando preacuerdos con la banca para aplazar el pago de una deuda cercana a 350 millones de euros. La compañía explicó que las entidades financieras acreedoras exigen «incluso anticipadamente» la devolución de los créditos y avales concedidos. En 2006 obtuvo un beneficio de 28 millones.
El panorama no va a verse aliviado con un recorte de tipos de interés. El presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, dejó ayer claro que esta institución no va a rebajar los tipos, pese a que «todavía no hemos dejado atrás lo peor de la crisis financiera». Insistió en que, a la hora de aplicar la política monetaria, el BCE no debe tener en cuenta más criterios que el objetivo de lograr a medio plazo la estabilidad de precios y destacó riesgos de inflación al alza. En Estados Unidos, origen de la crisis, la situación se deteriora de la misma forma y la venta de viviendas nuevas unifamiliares en febrero cayó un 29,8% respecto al mismo mes de 2006.