Al-Sadr rechaza el ultimátum de al-Maliki y llama a sus milicianos a la resistencia
El clérigo chií Moqtada al-Sadr, bajo cuyo mando se encuentran las milicias del Ejército del Mahdi, ordenó ayer a sus seguidores que no depongan las armas, rechazando así el ultimátum para su rendición fijado para el 8 de abril por el primer ministro iraquí, Nuri al-Maliki.
GARA |
«Las armas sólo deberían entregarse a un Gobierno capaz de expulsar a los ocupantes estadounidenses», subrayó ayer el clérigo chií Moqtada al-Sadr, al rechazar el ultimátum dado por el primer ministro del Ejecutivo, Nuri al-Maliki, para la rendición del Ejército del Mahdi.
Moqtada al-Sadr, bajo cuyo mando se encuentra el Ejército del Mahdi, solicitó a sus combatientes que continúen luchado y «no entreguen las armas al Gobierno iraquí», tal y como exige al-Maliki. El primer ministro extendió el viernes el plazo a los milicianos chiíes de Basora, en el sur del país, para que entreguen sus armas y les ofreció recompensas económicas a cambio de su desarme. El plazo inicial de entrega finalizó ayer, pero al-Maliki lo amplió hasta el 8 de abril.
«Todos aquellos que tengan armas pesadas y ligeras deben entregarlas en los puestos de seguridad y serán recompensados económicamente», declaró en un comunicado.
Tras el llamamiento de Moqtada al-Sadr, el primer ministro del Irak ocupado reiteró su determinación de mantener la ofensiva del Ejército iraquí y las tropas invasoras contra los milicianos chiíes en Basora, a los que consideró «peores» que los combatientes de Al Qaeda.
Mientras insistía en que la ofensiva continuará hasta que sea restablecida la seguridad, el Ejército estadounidense volvió a bombardear supuestas posiciones de los milicianos chiíes en Basora, ataques que se saldaron al menos con ocho muertos.
Ayer las tropas británicas se unieron a los ataques en el norte de la ciudad, a petición de las fuerzas iraquíes, según indicó el comandante Tom Holloway, portavoz del Ejército británico. Ésta es la primera vez que los soldados británicos toman parte en una operación contra las milicias del Ejército del Mahdi desde que comenzaran los enfrentamientos el martes, ya que hasta ahora se habían limitado a patrullar el espacio aéreo de Basora durante los combates realizando labores de «vigilancia» y «disuasión».
Durante la jornada, los combates se extendieron a varios distritos de la ciudad, por donde el tropas iraquíes se desplazaban con tanques y vehículos armados y con el apoyo aéreo de estadounidenses y británicos.
El Ejército de EEUU, por otro lado, informó ayer de la muerte de dos soldados estadounidenses en un atentado ocurrido al paso de una patrulla en el este de Bagdad. Un tercer militar murió a consecuencia de las heridas causadas por la explosión de una bomba al sur de la capital.
Los combates entre las milicias chiíes fieles a al-Sadr y el Ejército iraquí apoyado por las tropas invasoras han dejado ya más de 300 muertos en seis días de enfrentamientos en Bagdad y Basora.
La fortificada «zona verde» de Bagdad, donde se encuentran las sedes gubernamentales iraquíes y varias embajadas occidentales, sufrió ayer un nuevo ataque, el sexto en cinco días.