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¿El resto del Consejo qué pinta en este disparate?

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Joseba ITURRIA

Uno escribía hace unos meses que de Badiola se podía esperar de todo y nada bueno. Pero era un optimista, porque no se podía ni imaginar que pasaran tantas cosas negativas en tan poco tiempo. Ni que pudiera proponer a una persona a la que ha arrinconado que pasara a trabajar con el primer equipo, ni que tras descartar que fuera a suplir a Eizmendi -¡cuatro días después del último partido y sólo tres antes del siguiente! -se cambie de entrenador. Ojalá salga bien la apuesta por Lillo, pero es la antítesis de lo que necesita el equipo. A falta de once partidos en los que al menos se deben ganar siete, sin margen para el error, es otro gran riesgo colocar a un técnico que no conoce las interioridades del equipo y que tiene el perfil opuesto al requerido ahora.

En momentos críticos en los que a un equipo le falta confianza hay que motivar y trasmitir mensajes claros, sencillos y enérgicos para apelar al carácter y a los jugadores con más capacidad competitiva y agresividad. Lo peor es marearles con discursos elaborados o conceptos tácticos que cuando no se tiene tiempo ni tranquilidad no se pueden asimilar. Ni buscar un juego preciosista ni apostar por futbolistas de salón, lo que ha defendido el tolosarra sin éxito desde hace tiempo.

Ojalá la ocurrencia resulte, pero entonces habrá que hacer un monumento a los jugadores si en junio acaban en Primera y no en un psiquiátrico. Porque es muy difícil, con la presión que tienen, superar la locura que les rodea.

Sin ningún consejero que domine el tema deportivo, ni un responsable técnico, Badiola decide todo dando tumbos en base a la mayor o menor capacidad de convencimiento del representante de turno y de la mayor o menor popularidad de sus decisiones.

Por eso cabe preguntar a los consejeros que siguen con Badiola qué pintan ante tanto disparate y pedirles que estén a la altura de la responsabilidad asumida el 4 de enero. No se les puede pedir mucho en el aspecto deportivo porque no controlan este mundo tan sencillo y complicado al mismo tiempo. Los únicos que eran hombres de fútbol, Naia y Aiestaran, han salido. El primero se colocó ayer en otra comisión y el otro se fue recordando aquello de que se puede engañar a todos un momento, a uno siempre, pero nunca a todos siempre.

Pero sí se les puede pedir a los consejeros que hasta ahora han hecho dejación absoluta de su responsabilidad que recaben información directamente de los profesionales de la Real y que acompañen a Badiola en todas sus reuniones para saber qué pasa en el club. Que le pidan que les enseñe el supuesto documento firmado por Zigic en diciembre y toda la información sobre Lighthouse que tanto se quiere ocultar, cuando éstos eran los dos pilares que llevaron a muchos accionistas a confiar en él ciegamente.

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