Hay quien prefiere la honra a los barcos, pero ese no parece el caso de Eibar y Alavés. Al menos de cara a este derbi que, sobre todo en el caso de los albiazules, se presenta crucial en el camino a la permanencia. La necesidad de sumar los tres puntos superará hoy en Ipurua al íntimo placer de derrotar al hermano.

El encuentro ni siquiera parece llegar con una de las características habituales de este tipo de citas, la ausencia de favoritos. Aunque sólo sea por los números, hay que conceder ese papel a un Eibar que, en los últimos tiempos, se está mostrando intratable en Ipurua.

Afortunadamente para los azulgranas, porque si dependieran de lo que rascan en los desplazamientos, la recta final de la temporada podría resultar dramática. Lo cierto es que en los últimos tiempos parecen reservarse para su afición, que no sólo disfruta con victorias -de los cuatro últimos encuentros que ha disputado el Eibar en Ipurua, sólo el Málaga ha sido capaz de sumar un punto, mientras Celta, Cádiz y Tenerife se han ido de vacío-, sino con buen juego e incluso con una goleada como la de hace dos semanas. Una fortaleza que mantiene a los armeros con un confortable colchón de siete puntos respecto al descenso; suficiente para no agobiarse, aunque no tanto como para dormirse.

Con menos holguras se mueve, evidentemente, el Alavés, al que sólo dos puntos separán de las posiciones en rojo, lo que acarrea el peligro de un juego posiblemente atenazado por las premuras. El conjunto albiazul es, además, uno de los peores visitantes de la categoría -sólo cinco equipos, incluyendo el propio Eibar, lo han hecho peor-, lo que no permite augurar un escenario especialmente proclive a sus intereses en la jornada de hoy.

Los gasteiztarras, sin embargo, están lejos de llegar a Ipurua con el traje de corderito. Con menos remilgos a la hora de repartir méritos entre Mendizorrotza y otros campos, en las últimas semanas han enlazado su mejor racha de la temporada, que incluye tres empates y una victoria; esta, curiosamente, lograda a domicilio.

Si el precedente de la primera vuelta, además, sirve de algo, el favoritismo de los azulgranas desaparece por completo. Ambos equipos intercambiaron papeles en aquella ocasión, en la que el Alavés se hizo con la victoria de forma inapelable.

Planteamiento defensivo

«Desde luego, si jugamos como entonces, poco tenemos que hacer», admitía ayer Javier Mandiola, que espera a un rival que «viendo un poco los últimos partidos, sobre todo va a intentar defender bien. No creo que vengan con mucha alegría, como hemos hecho muchos en esas situaciones. Creo que van a estar muy fuertes defensivamente -insistió- y esperarán que la calidad de los jugadores de arriba marque la diferencia. Pero ahí estamos nosotros también para que eso no suceda».

No aclaró José María Salmerón si, efectivamente, sus planteamientos pasarán por reforzar el trabajo defensivo. Pero sí remarcó que «la implicación» de sus jugadores volverá a ser «la máxima en todos los encuentros que nos quedan, teniendo en cuenta lo mucho que hay en juego». En este sentido, el técnico albiazul reconoció que la cita de Ipurua no gana en importancia por tratarse de un derbi, «porque nosotros disputamos uno cada fin de semana, al estar en juego tres puntos importantísimos», subrayó.