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Carta abierta

Miguel CASTELLS y Alfonso SASTRE (*)

Este año 2008 se cumplen veinticinco años del fallecimiento en Donostia del escritor José Bergamín y del traslado de su cuerpo al cementerio de Hondarribia (29-30 de agosto de 1983). Un grupo de amigos que tuvo la fortuna de conocer y tratar al escritor y pensador en aquel último año en el que aquí quiso vivir y morir no quiere dejar pasar por alto este aniversario para recuperar su maltratada memoria. Demasiado silenciaron durante el franquismo y también en la transición a quien fuera considerado por el filósofo José Luis Aranguren, hablando del siglo XX, como «el intelectual más grande de España».

Amigo y colega de García Lorca, de Picasso, de Alberti, de Buñuel o de Malraux, su figura gigante ha sufrido el estigma de su consecuente compromiso ideológico. Escritor «maldito» y molesto de la Generación del 27 (Generación de la República, decía él), pensador profundo en la estela de su maestro y amigo Unamuno, católico heterodoxo, figura clave de la resistencia antifascista en la guerra del 36 y en el exilio, republicano contumaz y rebelde hasta su último suspiro, fue un verdadero amigo de los vascos, como lo muestra el legado de su cuerpo que reposa en nuestra tierra.

Quienes le conocimos y tratamos aquí en aquel último periodo de su vida queremos agradecer el regalo de su entereza, de su humor, de su amistad, la huella profunda de su pensamiento y escritura, y desde luego su amor por nuestro pueblo. Por ello no queremos dejar pasar en silencio este aniversario y queremos impulsar y fomentar iniciativas que recuerden a la persona y al escritor. Algunas están en marcha.

Confiamos que el 2008 recupere, al menos en Euskadi, la memoria castigada de quien para nosotros fuera, más allá de su figura genial, entrañable e inolvidable amigo.

(*) Firman también este escrito Javier Irigoyen, Ignacio Muñagorri, José Félix Azurmendi, Isabel Salinas y Xabier Sánchez Erauskin.

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