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Fede de los Ríos

Iruñea ya es moderna

El otro día me enteré por la prensa local de que Pamplona, la vieja Iruñea, «ha entrado en la Modernidad». Aquí, ya se sabe, siempre con un poquito de retraso porque el resto del mundo, años ha, se encuentra en la posmodernidad.

¿Quiere decir eso que Iruñea se ha vuelto laica, republicana y que la razón rige desde ahora sus destinos? No, no, Iruñea se ha vuelto, de repente, mucho más moderna que semejantes fruslerías.

Y todo, oiga, gracias a un ascensor, uno de esos aparatos que sirve para trasladar personas de un sitio a otro. Pero no estamos hablando de un elevador cualquiera, sino de una obra cumbre de la ingeniería: un ascensor que según cuentan va a unir dos barrios, Casco Viejo y Rotxapea, a cuyos habitantes separaba, a la manera del muro de Berlín, la vieja muralla de Iruñea. El artefacto que ha costado casi nueve millones de euros (sí, sí, de euros, o sea, algo más de 1.400 millones de las antiguas pesetas) y 26 meses de obras, en tan sólo un minuto superará la vertiginosa altura de 30 metros. Ríete tú del Canal de Suez y del de Panamá. Al fin, familias separadas por la infernal muralla podrán abrazar y reconocer a sus seres queridos. Todo será gozo y parabienes.

Ayer se festejó por todo lo alto su inauguración. Iruñea entera fue una fiesta. Pamploneses y pamplonesas vitorearon a las autoridades municipales que, detrás de la más grande alcaldesa que han conocido esta ciudad y la Historia, en un viaje inaugural rompieron valientemente el bloqueo que sufrían los dos barrios. Era la entrada en la Modernidad, auténtica revolución en las comunicaciones de la capital navarra.

El viaje en el pequeño transiberiano es gratis, -bueno nos ha costado un poco su construcción y otro poquito su mantenimiento, pero al no tener que pagar billete, casi no nos daremos ni cuenta-, y al final del viaje, una cafetería donde poder reponer nuestras fuerzas.

Y digo yo, ya puestos, ¿por qué no modernizar el encierro? ¿No sería bonito que una ancha rampa mecánica uniera los corralillos de Santo Domingo con la plaza de toros? El encierro ganaría en velocidad. Otra rampa podría ir desde la catedral pasando por la Calle Mayor hasta la iglesia de San Lorenzo, modernizando un montón la procesión de Jueves Santo.

Así todos nos ahorraríamos el inútil tiempo de paseo, podríamos volver antes a casa y ponernos frente al televisor para morirnos, esta vez despacio, de asco.

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