A juzgar por la convocatoria y lo visto durante la semana, Martí, Aranburu y Fran Mérida parecen llamados a formar un trivote
Más importante que el de Gijón
El estreno de Lillo necesita de una victoria para acercar la permanencia a un solo punto y poner fin a la racha más negativa de la Liga
Joseba ITURRIA | DONOSTIA
La Real disputa esta tarde un partido mucho más importante que el de hace dos semanas en Gijón. Entonces los puntos eran claves por disputarlos contra el principal rival en la lucha por la tercera plaza, pero los de hoy son vitales para cortar la racha de tres derrotas consecutivas y aprovechar las alegrías que llegaron en los últimos cinco minutos de los partidos de Sporting y Tenerife, que vieron cómo sus rivales empataban.
Una victoria hoy permitirá quedar a un punto y el average de un cuadro asturiano en declive que en los últimos cuatro partidos sólo ha ganado a la Real y con un gol en fuera de juego. Pero no hacerlo obligaría casi a ganar siete partidos de los diez que quedan y reduciría demasiado el margen de error.
Además la victoria resulta necesaria para dar consistencia al revulsivo buscado a la desesperada con la contratación de Juanma Lillo, que se estrena en Anoeta con sólo dos días para conocer a sus jugadores e intentar que asimilen los conceptos que quiere introducir para ser fiel a su ideal futbolístico.
Quiere que la Real maneje más el balón y para ello prescindirá de uno de sus dos delanteros y es previsible que coloque juntos a Martí, Aranburu y Mérida como trivote encargado de garantizar un juego mas elaborado. Esto rompe con la línea de los mejores partidos con Eizmendi, cuando con muy poco el equipo creaba muchas oportunidades al buscar con rapidez a los delanteros realistas.
Será importante que la Real mantenga la tranquilidad aunque le cueste inaugurar el marcador e incluso si el Hércules consiguiera adelantarse. Los alicantinos se sienten más cómodos cuando juegan fuera que en casa y lo estarán en mayor medida si su rival y el público se ponen nerviosos.
Perder hoy no es bueno
Muchos entienden que una derrota no sería mala ante la necesidad de acabar con la locura que gobierna el club. Pero, aunque resulte muy complicado conseguir el objetivo del ascenso y que este club esté dirigido con sensatez, la Real necesita tanto lo uno como lo otro.
Hay que desligar las dos cuestiones. El profundo análisis que requiere la gravísima situación en la que se encuentra el club a nivel de gestión desde el 4 de enero no puede depender de una decisión arbitral, de que metan un gol el Nastic y el Las Palmas en los últimos cinco minutos o de la mayor o menor inspiración y acierto que pueda tener determinado jugador hoy.
Por eso, todas las energías en los partidos de Anoeta deben dirigirse a ayudar a unos jugadores que lo necesitan más que nunca, porque Badiola ha destrozado la inercia positiva que llevaban cuando accedió a la presidencia. Y luego habrá que informar y analizar la situación del club para que en la Junta que se anuncia para junio se adopte la decisión más beneficiosa para los intereses de la entidad. Por eso, para evitar cualquier inestabilidad en Anoeta, GARA ha aparcado durante dos semanas una serie de informaciones sobre los graves riesgos que corre el club que ofrecerá el martes. Y esto tampoco dependerá de ganar o perder hoy.