Maite Ubiria Periodista
«Operación antorcha»
La llama olímpica recorrió titilante París en medio de una protesta en favor de los derechos humanos que tuvo al responsable de Reporteros Sin Fronteras, Robert Ménard, como destacado maestro de ceremonias. El controvertido portavoz de la organización que protagoniza el libro-denuncia «Reporteros sin escrúpulos» del periodista y editor Michel Sitbon fue ya el abanderado de una protesta durante el encendido de la antorcha en la antigua Olimpia. La libertad de expresión debe ser defendida, sin distinguir fronteras, pero en vista de que se acumulan las denuncias de parcialidad contra RSF (Ruanda, Irak...) parece oportuno matizar que esa defensa no parece muy compatible con la aplicación de vetos ideológicos y con la aceptación acrítica de la disección entre dictadura y democracia que figura en el libro de estilo de ciertos servicios de inteligencia.
RSF tiene dos frentes a los que consagra el grueso de sus presupuestos: Cuba y China. Sin embargo, torpe de mí, no he encontrado en la página web de la organización defensora de la libertad de expresión referencias de un caso que ha sacudido los cimientos mismos de ese derecho en el Estado frances. La ministra Alliot-Marie ha cesado fulminantemente al subprefecto de Saintes (Charente-Maritime) por publicar una columna de opinión en un medio digital de referencia para la comunidad musulmana francófona (www.oumma.com) en la que denuncia la política sionista. Bruno Guigue llega a definir a Israel como «el único Estado que entrena a francotiradores para disparar contra niñas a la salida de una escuela». No fabula Guigue, refiere episodios reales del Ejército israelí.
Alliot-Marie ha defenestrado a Guigue por no respetar el «derecho de reserva» que obliga a los altos funcionarios. Aunque, claro, hay dos varas de medir. Así, el prefecto de Val-de-Marne (región parisina), M. Tomasini, no fue amonestado por afirmar que los participantes en una protesta por la vivienda «sueñan con convertir el centro de París en una tribu africana» y arremeter de paso contra el Partido Comunista.
Ahora que la «operación antorcha» se ha saldado con un trabajado éxito mediático, quizás a Ménard y a los suyos les quede tiempo libre para colgarse de la fachada de la sede de place Beauvau y afearle la conducta a su ministra de Interior.