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Elecciones municipales en Egipto. Entre el desinterés y el boicot

Dos días después de que se produjeran manifestaciones y disturbios en diferentes partes del país, la jornada amaneció límpida y templada. Las calles atestadas de automóviles como de costumbre, los hombres colgados de las manivelas de los buses a punto de caerse y los vendedores ambulantes en las calles del centro de la ciudad, que ofrecen desde patas de corderos hasta queso de cabra bajo un sol intenso.

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Karen MARON

Ningún indicio apuntaba a que era jornada electoral. Desde temor a indiferencia; eran las sentimientos que expresaban los egipcios frente a un resultado anunciado, pues el oficialista Partido Nacional Democrático del presidente -durante 26 años-, Hosni Mubarak, tiene asegurados el 70% de los cargos electivos al eliminar a través de diferentes métodos a la oposición política.

Desde temprano, el desinterés por un lado y el boicot de los Hermanos Musulmanes por otro, se notaba en los centros de votación. En Bulaq, frente al puente que cruza el otrora mítico Nilo, una escuela vacía de votantes estaba custodiada por militares que dialogaban entre sí, bajo los afiches de la candidata oficialista Mona Mahmud Gadasi que llamaba a la votación con el slogan «El país se acerca a nosotros» y una foto fuera de foco que llamaba a la confusión.

«Yo no voy a votar porque las elecciones son un fraude y hay mucha violencia en las calles», señaló Gamal, enfundado en su chaqueta de cuero negra, dos horas después de que se dieran por iniciados los comicios municipales a las 8 de la mañana. «Las autoridades te matan en cualquier parte», denunció el hombre de 40 años que se negó, por temor, a ser retratado. «Egipto es una cárcel sin libertad», repetía Gamal, mientras sus amigos lo alentaban a no seguir hablando.

En otro lugar del centro de la capital, circulando por calles poceadas y caminando debajo de balcones de los que cuelgan coloridas ropas o alfombras y que parecen derrumbarse en cualquier momento pese al artificio de los pilotes -muy diferente al Cairo histórico nombrado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO e invisible a los turistas-, seis hombres fumaban la tradicional pipa de agua o narguile.

Minimizando la inflación

Sentados en las vereda y mientras tomaban café fuerte o té azucarado, comentaban relajados que seguirán apoyando a Mubarak, el sucesor de Anwar el Sadat tras su asesinato el 6 de octubre de 1981. «Yo estoy contento con mi gobierno; por eso fui a ir a votar», dice un sonriente Mohamed de 77 años que cobra una pensión de 700 libras egipcias mensuales (127 dólares) y minimiza la tensión social ante la escalada de precios que ahoga a unos 20 millones de egipcios. «Los precios han subido aquí y en todo el mundo. Eso no es un problema particular de este Gobierno», defiende el anciano.

En Dokki, el barrio donde se enclava el mercado de Siliman Gohor, el nivel de afluencia era similar que en otros sectores de la capital más grande de África: veinte personas hasta las 15:00 horas y sin miras de mejorar esa cifra al finalizar la votación de los consejos locales que estaban inicialmente previstas para abril de 2006, pero el que el Gobierno aplazó hasta hoy, a raíz de la fuerte proyección de la Hermandad Musulmana tras las legislativas de 2005.

Por ello, el grupo islamista, «una asociación ilegal pero tolerada», el principal partido de la oposición, llamó a no participar de las elecciones después de que su líder máximo, Mohamed Mehdi Akef, denunció que de los 5.159 candidatos que trataron de registrarse sólo 438 fueron autorizados formalmente a hacerlo.

«No hay elecciones reales, porque el Partido Nacional Democrático es el único competidor», dijo Abdelmonim Abul Fotuh, miembro de la Ejecutiva de la Hermandad, a través de un comunicado.

En los últimos meses, las fuerzas de seguridad lanzaron una persecución a gran escala contra los miembros de la asociación, que acabó con la detención de más de 1.000 de sus integrantes y que redujo el número de candidatos elegibles y en libertad a sólo 21. Pese a haber sido ilegalizados en 1954 por Gamal Abdel Naser, los Hermanos Musulmanes gozan de una cierta tolerancia política que en 2005 les permitió conseguir un quinto de los escaños del Parlamento.

En este situación los egipcios se preguntan entonces, después de Mubarak, quién? Cuando falta una mes para que cumpla 80 años, el gobernante no ha nombrado un vicepresidente -quien según la Constitución debería reemplazarlo en caso de muerte}, ni permite que surja una figura política para sustituirlo. Aunque los rumores señalan que su hijo Gamal, -rechazado por la amplia mayoría consultada-, estaría en los planes para la sucesión presidencial.

OTRO MUERTO

Un adolescente murió ayer por los disparos sufridos a mano de la Policía en la represión de las protestas el lunes en Mahalla, en el Delta del Nilo.

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