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El pintor Luis Candaudap sucumbe al color en sus últimos lienzos

Dice Luis Candaudap (Bilbo, 1964), a propósito de su obra más reciente, que la croma ha visitado su estudio y se ha puesto a discutir con la forma. Los cuadros fruto de esta confrontación están expuestos en la galería Juan Manuel Lumbreras de Bilbo hasta el 19 de abril.

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Izaskun LABEAGA | BILBO

La selección que ha realizado Luis Candaudap para esta muestra individual ocupa las dos plantas de galería Juan Manuel Lumbreras (Henao, 3). En el espacio principal de la sala ha colgado una veintena de óleos eminentemente abstractos por los que asoman calaveras, armas, soldados y flechas, unos pocos elementos reconocibles comunes a los lienzos.

``Vestalt'' es el título que da a la exposición que reúne parte de su producción de los últimos tres años. Explica que su afición por titular los cuadros «es una estratagema. No hay una relación literal entre el cuadro y el título, está puesto con el objetivo de acabar el cuadro, de aniquilarlo». Sobre el encabezamiento general dice que es una especie de juego. ``Vestalt'' surge de la unión «de la Vestal, la figura que guarda el perímetro de lo sagrado, que para mí es importante, y la Gestalt, que es la teoría de la percepción. Chocan dos palabras aparentemente muy lejanas que quizá están en confrontación ahora, cuando lo sagrado parece que molesta tanto a la sociedad del bienestar».

Las suyas son piezas que exigen al espectador un tiempo de contemplación. Son cuadros que han llevado también al autor mucha dedicación. «Yo trabajo los cuadros en los cuatro sentidos -argumenta Candaudap-. Mi ojo tiende a acomodarse, por narrativo, así que estoy constantemente escapando de él. Por eso el que ves no es el color lógico de la visión, es un color que no casa, muy loco, que está ahí porque la mano lo ha querido, y la mano es ciega».

Acuarelas en Marruecos

En la planta-sótano de la galería, ha reunido acuarelas de pequeño formato, con las que ha ejercitado la muñeca. Fueron pintados en Marruecos, por ello la luz es distinta de la que ha quedado plasmada en los que fueron acometidos en la ciudad.

Candaudap mantiene que «el color es un peligro para el pintor porque no lo acaba de domar. Van Gogh acabó entrando en el color o quizá el color acabó entrando en Van Gogh y él se lo sacó de un disparo». En el caso de Candaudap el color ha desplazado a los grises con los que venía trabajando.

Rechaza la división en épocas de la trayectoria de un artista: «simplemente hay retiradas y avances, en el sentido militar del término, por lo peligroso o por lo estratégico».

En cuanto a los elementos figurativos que se advierten en este conjunto de obras, dice el pintor que «no hay una lógica entre el elemento y lo que lo rodea por eso surge la pregunta: ¿qué está diciendo? Ocurre también en el mundo; generalmente lo que está oculto es lo que está manteniendo el mundo».

En cierta ocasión se definió como «un pintor sin pintura», sensación que conserva todavía hoy. «El tema, el mundo mismo es el que está en crisis, en vías de desaparición, en cuanto a valor, significado. Ésa es la materia del artista y si no hay materia no hay pintura», explica.

RIGE LA MANO

«Mi ojo tiende a acomodarse, por narrativo, así que estoy constantemente escapando de él. Por eso el que ves no es el color lógico de la visión, es un color que no casa, muy loco, que está ahí porque la mano lo ha querido», explica.

Ficha

Lugar: Galería Juan Manuel Lumbreras -Henao, 4-.

Fecha: Del 25 de marzo al 19 de abril.

web: www. galerialumbreras. com.

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