Escalada • Grandes paredes
Beth Rodden cataclismo en la fisura perfecta
La escaladora estadounidense Beth Rodden se hace con la primera de «Meltdown»,
una fisura de 15 metros que ha resistido los envites de grandes especialistas. Su grado, un posible 8c+
Andoni ARABAOLAZA | DONOSTIA
Lo de Beth Rodden es un caso aparte. Para gran parte del público que no sigue otros estilos de escalada que no sea la deportiva apenas le resultará conocida, y es que la estadounidense, ciertamente, sale en primera línea de las portadas por sus actividades en las grandes paredes y las fisuras. Es profesional, sí, pero el eco que reciben sus encadenamientos no es tan amplio como el de sus homónimas compañeras friquis. La mercantilización de ambas especialidades no tiene nada que ver, sobre todo a este lado del charco, en el continente europeo. Aquí, en nuestros alrededores, apenas existen ejemplos de mujeres con grandes dotes en el libre de las grandes paredes y de las fisuras. Y, además, para añadirle otro plus de desconocimiento, está el hecho de que nos separa el “gran charco”.
Pero, sin ningún lugar a dudas, el caso de Rodden es para enmarcarlo. Para refrescar la memoria al lector, sólo adelantaremos que ha sido la segunda mujer –la primera fue Lynn Hill– en sacar todos los largos en libre de la mítica The Nose (Yosemite); junto a ellas, Tommy Caldwell (compañero de Rodden) tiene el honor de ser el único chico que ha logrado el mismo objetivo. Quizás para nuestro público sea casi desconocida la libreta que tiene en la escalada en fisuras. Dos únicos ejemplos: primer encadenamiento femenino de Optimist (8c) y a vista Phoenix (7c+). Y justamente, su última sobresaliente realización en fisuras ha sido la que nos ha dado pie para la presentación de esta escaladora.
Sí, el pasado 14 de febrero llegó su verdadero cataclismo con la firma de la primera a la vía Meltdown (Yosemite). No cabe duda de que es su estilo preferido, pero si adelantamos que su grado rondará el 8c+, pues está todo dicho. En caso de confirmarse –ella no ha propuesto ningún grado–, sería la primera mujer que llega a esa dificultad en fisura.
Se trata de una espectacular línea perfecta para dedos; muy corta, sólo 15 metros, pero realmente dura. Está claro que para llevarse esta primera de Meltdown, Rodden se nos presenta como una especialista de alto rango de esas líneas estéticas de pequeños huecos donde apenas entran la primera falange de los dedos y del equilibrio que exigen. Así pues, no es de extrañar la conclusión que la protagonista de esta actividad hizo nada más encadenar la vía: «He hecho realidad uno de mis sueños y proyectos más importantes de mi vida».
Para embolsarse esta propuesta considerada como una de las más duras del mundo, Rodden sudó de lo lindo; y eso que la probó y encadenó en pleno invierno. Se fue hasta Upper Cascade Falls, justo donde se encuentra Meltdown y, junto a la escalada en sí, tuvo que trabajar muy fuerte con las condiciones climatológicas: «Antes de empezar a probarla, estuve sacando nieve y más nieve de su base. Sufrí muchas tormentas, y por ello no paré de cavar y cavar. Cada vez que le daba un pegue, llegaba otra tormenta de nieve... esa fue la tónica. Eso sí, me he dado cuenta que la nieve de esta sierra es más dura que la de Colorado; parecía cemento».
40 días de ensayos
La vía ya la habían probado históricos titanes como Ron Kauk, pero a todos y a cada uno de ellos les tiró atrás. Rodden, en total, necesitó 40 días de ensayos para llevarse dicha primera. Y un dato a tener en cuenta: a pesar de tener corte deportivo, mientras escalaba iba poniendo el material para asegurase. En esa línea, cómo no, no existen los parabolts; en este caso, la estadounidense se llevó 8 piezas (friends de tres levas TCU y empotradores) y fue poniendo uno a uno mientras escalaba. «Pasé momentos muy duros, ya que había un enorme potencial de caída. Para poner más rápido el material, hice caso a las recomendaciones de algunos amigos. En vez de llevar el material mosquetoneado en el arnés, lo llevé adherido con cinta americana», adelanta Rodden.
Quince metros de línea, granito oscuro, fisuras perfectas, presas ínfimas... de esta forma se presentaba Meltdown. La escaladora asegura que sufrió mucho, ya que la vía requiere mucha potencia y el juego de pies es bastante precario: «He trabajado en esta vía más duro que en cualquier otra. Encadenar ha sido una pequeña recompensa. Otros quizás lo hubieran dejado, tanto por las condiciones como por el tiempo, pero tenía que seguir y hacerme más fuerte».
Sobre las dos secciones claves de la ruta, Rodden informa que en la primera de ellas le llevó mucho tiempo imaginar una secuencia correcta: «Allí puse mi tercer TCU. Lo intenté de primero pero ese gran movimiento no me salía. En uno de los intentos pillé un agarre de esos que Tommy no podía agarrar, y funcionó. Básicamente coges un pellizco, logras hacer un cerrojo de dedos y luego tienes un amplio movimiento a una mejor presa. La segunda sección, la de más arriba, con pies muy malos fue condenadamente dura para mí. Después conseguí descansar, y temblando metí un stopper del 4. Otro amplio movimiento y terminas con unos metros de 7a».