«El arte es comunicación, que es el arma más poderosa en Occidente»
autor del documental «Viaje al sur»
Nacido en Bilbo en 1956, una marcada inquietud artística le lleva a cursar diversos estudios de dibujo y pintura, primero, y fotografía y realización audiovisual, más tarde. Ha trabajado para televisión y realizado diversas exposiciones. «Viaje al sur» es su primer documental.
Marta MORALES | BILBO
La imagen de un Jesús crucificado que, sin embargo, se aleja de la iconografía tradicional occidental, acompaña al espectador durante los 46 minutos que dura «Viaje al sur», una invitación a reflexionar sobre conflictos como el que se vive en Palestina o en Irak y sobre el papel que en ellos juega la Iglesia Católica. Un recorrido por varios pueblos del Estado español que competirá en la categoría Largo Documental del VI Festival Internacional de Cine Pobre de Cuba, que se celebra esta semana.
¿Qué ha querido plasmar en este documental?
La crítica a la postura del más que evidente silencio de la Iglesia Católica oficial, El Vaticano, hacia la situación que se vive tanto en Irak como en Palestina, siendo éstos los conflictos armados más sangrantes que actualmente se viven en el mundo. Por otro lado, y así lo manifiestan gran parte de los ciudadanos que intervienen con sus opiniones, también quiero denunciar cierto componente racista en esa institución.
El nexo de unión de este trabajo es el cuadro «Crucifixión», obra suya, que muestra a un Cristo con una fisonomía similar a la de los pueblos árabes y del Sur...
La fotografía está hecha como ejercicio de las Bellas Artes desde una perspectiva clásica, como pueden ser tanto la crucifixión, como la maternidad, el paisaje... pero con la clara intención de dotarle de un contenido políticamente comprometido. Y qué mejor forma, creo yo, que dedicándoselo a pueblos y naciones que están siendo crucificados por el imperialismo norteamericano y sus socios. Un ejercicio similar realicé con «Birtopaketa»(1997), dedicada a las madres de los presos políticos vascos, que habla de la amnistía, del punto final.
Usted se ha hecho cargo tanto del guión como de la dirección y de la producción...
Sí. Tras varios intentos de utilizar la imagen como emblema de distintos proyectos artísticos de concienciación social sobre inmigración o contra el racismo y viendo sólo absoluto desinterés en ámbitos tanto institucionales como eclesiásticos del País Vasco, decidí embarcarme en la aventura del documental.
«Viaje al sur» recoge las reflexiones de unas 20 personas en ciudades tan dispares como Bilbo, Sevilla o Leon. ¿Por qué eligió este formato?
La razón se basa, en forma de símil, en transmitir la diferencia entre Norte y Sur, pero circunscrita al Estado español. Por su propia fisonomía, sí es cierto que la imagen protagonista era percibida con mayor sensibilidad en el Sur. Aunque desde el inicio las opiniones expresadas no diferían mucho.
¿Qué destacaría de las respuestas que recogió?
Aunque entrevistamos a unas 40 personas, se incluyen sólo las respuestas de una veintena. Quise hacer una selección bastante variada respecto a edad, zona, género... Quizá lo más sorprendente fue el alto nivel de información de que disponía la gente sobre estos temas. Así como el alineamiento en favor de iraquíes y palestinos y la consecuente crítica al Vaticano por su silencio. Me encontré con mayor conciencia política de la que esperaba.
En el documental se intercalan algunas imágenes bastante impactantes de víctimas infantiles en estos conflictos. ¿Lo considera necesario para hacer reaccionar al espectador?
Quizás estemos demasiado acostumbrados a verlas. O quizás sea necesario estar recordándolas continuamente. La imagen tiene una función, depende de cómo se utilice. Ha habido imágenes que han hecho cambiar muchas cosas. Podemos citar diferentes y variados casos de tortura, por ejemplo.
¿Opina que lo visual puede despertar conciencias?
Lo visual, y más concretamente las artes visuales, las artes plásticas, la cinematografía, la imagen en si, forman la base de la comunicación. El arte es comunicación y la comunicación es un arma. Estoy convencido de que es el arma más poderosa en el mundo occidental.
«Viaje al sur» ha sido seleccionado para participar en el VI Festival Internacional de Cine Pobre de Cuba...
Me siento especialmente agradecido por participar, principalmente porque este festival está auspiciado por el Ministerio de Cultura del Gobierno cubano. También ha sido seleccionado en otros siete festivales en España y Latinoamérica a lo largo del último año. Con este festival creo que ya ha hecho su recorrido aunque, quién sabe.
El presidente del certamen, el cineasta cubano Humberto Solás, definió el festival como «una defensa del arte auténtico y libertario». ¿Calificaría de este modo su documental?
Sí, aunque siempre contando con la autenticidad que el espectador le quiera dar. Al fin y al cabo, se trata de proyectar una idea desde un punto de vista diferente y, por lo que yo sé, inédito hasta el momento. Quizá en esto resida cierta dimensión perturbadora. Al menos, algunas de las opiniones que he recibido van por ese camino.
¿Considera la producción cinematográfica actual demasiado comercial?
Creo que debe haber cine de entretenimiento y cine que haga pensar, cada cosa en su justa medida. Actualmente, y gracias a las nuevas tecnologías, hacer cine documental es posible pero el espectador consume lo que le ofrecen. Si se ofreciese más cine de autor, de calidad, la mentalidad del consumidor cambiaría.