Silvio Berlusconi o Walter Veltroni. Esas eran las dos opciones principales de los 47 millones de italianos llamados a votar en unas elecciones generales anticipadas por la crisis política que atraviesa el país. El descontento, la indecisión y, sobre todo,la baja participación electoral marcaron la jornada de ayer.

Según los sondeos, el conservador Pueblo de la Libertad (PDL) de Berlusconi aventajaba en intención de voto al Partido Demócrata (PD) de Veltroni, uno de los primeros líderes políticos en votar en Roma. Su rival lo hizo en su feudo, Milán.

Pero, sin duda, la gran protagonista fue la escasa participación, que, a las 22.o0, era del 63,698%, casi cuatro puntos por debajo que la de 2006 (66,74%) a esa hora. Los analistas ya habían advertido de esta posible bajada, debido al casi 30% de indecisos que se estimaba entre las personas con derecho a voto.

Renato Mannheimer, profesor universitario y conocido analista político, afirmó que el de ayer sería «el gran día de los indecisos» y que muchos optarían por la abstención.

El descontento con la clase política también se dejó sentir. En Sorrento, en el sur de Italia, un ciudadano troceó la papeleta y se la comió, mientras que explicaba que se trataba de un gesto «contra una política que da asco y está envenenada».

En Génova, al norte, una decena de miembros de la lista Amigos de Beppe Grillo devolvieron el carné electoral, documento que se debe presentar para votar, a la sede de la delegación del Gobierno. De esta manera, según explicaron, querían evidenciar que «muchos de quienes no van a votar no lo hacen por vagancia, sino por que la ley electoral es inconstitucional y las listas están llenas de candidatos con condenas».

Investigación por fraude

En cuanto al voto de los italianos en el extranjero, la Justicia está investigando posibles irregularidades en la emisión de 50.000 papeletas, en la que estaría implicado un empresario próximo a la mafia y al senador Marcello Dell Utri, del partido de Berlusconi.