José María Salmerón tuvo que utilizar el desfibrilador -ese aparato que emplean los médicos para, a base de una breve corriente eléctrica de alto voltaje reanimar a un paciente con arritmias cardíacas- para devolver las constantes vitales a un equipo que languidecía, preso de su incapacidad ofensiva y su juego plano. Tuvo que venir el colista, adelantarse en el marcador en otro gol a balón parado y colocar al Alavés al borde del abismo para que el técnico albiazul aparcara esa propuesta de fútbol control y pase en corto, apostara por la velocidad y la chispa de jugadores como Igor o Adrián y esa intensidad y verticalidad aportada por estos hombres y esta nueva forma de jugar obraron el milagro de otorgar a los albiazules una victoria que le da tres puntos de margen sobre el descenso.

El aguacero de minutos antes de comenzar el partido se convirtió en diluvio a poco de superar el cuarto de hora, cuando en su primera aproximación el Poli Ejido consiguió adelantarse en el marcador. Mena tuvo la primera ocasión nada más comenzar, pero fue Usero el que inauguró el marcador al rematar, completamente solo, una falta bien botada por Juan desde la banda derecha.

En un arreón, el Alavés dispuso de dos buenas oportunidades, pero el palo repelió un gran disparo desde fuera del área de Sergio tras una recuperación y al minuto siguiente Mena disparó alto tras darse la vuelta dentro del área.

Sin embargo, el juego albiazul volvía a demostrarse demasiado plano y blando, sin profundidad en ataque y demasiado inseguro atrás, ya que el Poli Ejido creaba demasiado peligro para el juego desplegado.

Vista la inoperancia de los suyos, Salmerón no esperó al descanso para recomponer al equipo e hizo debutar a Adrián López en el minuto 38. El asturiano entró por Tarantino, con lo que Calderón pasó al lateral izquierdo, retrasando su posición Edu Alonso, pasando de interior a lateral.

Decisivo Igor

Sin embargo, hubo que esperar a los cinco minutos de la reanudación para que el cambio fuera completo y hubiera esperanzas de remontada. Salmerón sacrificó por fin algo de la supuesta calidad de los centrocampistas que acostumbra a acumular en la medular por la velocidad y el descaro de Igor y el canterano agradeció la confianza.

Hubo que esperar y sufrir, pero el equipo gasteiztarra terminó sacando provecho al paso atrás dado por el colista. El bajón físico de Curro Vacas hizo que el equipo almeriense cediera por completo la posesión del balón al equipo gasteiztarra y los babazorros terminaron acertando cómo abrir vías de ataque. Con mucho más dinamismo en ataque, las oportunidades comenzaron a llegar y, tras varios intentos de Mena, Igor hizo el empate al rematar de cabeza el primer balón bien colgado en un corner.

A falta de diez minutos para el final, Mena se resarció de las claras oportunidades marradas previamente con un gol en el que puso a prueba los nervios de todo Mendizorrotza, al regatear a un defensa antes de impulsar a las redes el rechace del portero almeriense a un buen disparo de Adrián tras gran jugada personal.