El bilbaino acudió ayer a hacerse nuevas pruebas porque el sábado quería disputar la crono y no pudo ni montarse en la bicicleta. Lamenta que en la curva se cayó toda su forma y que con ella podía haber asegurado su futuro.

¿Qué supone el nuevo diagnóstico conocido ayer?

Que tengo la cadera rota y tengo que estar treinta días quieto sin hacer nada, sin poder apoyar la pierna, ni andar, con lo que voy a perder toda la forma. Para cuando quiera cogerla necesitaré mucho tiempo. Buena parte de mis objetivos se me han ido al traste. Para la Vuelta espero estar bien, pero la Vuelta a Asturias, la Volta y la Euskal Bizikleta no voy a poder ni correrlas. Dentro de un mes empezaré poco a poco a andar en bici. Perderé musculatura y no sé cómo lo iré haciendo para recuperarla.

¿Cómo fue la decisión de volver a hacerse pruebas ayer?

Tras caerme fui a una clínica a hacerme una radiografía, en la que no vieron la fisura. Tengo amistad con algún médico, he ido para que me miraran, me han sacado otras radiografías en distintas posiciones y nos hemos encontrado con la fisura y eso explica el dolor tan agudo del día de la caída y del siguiente, que no era sólo del golpe. Al principio mi intención era disputar la crono aunque fuera dolorido, pero no podía ni subirme a la bicicleta.

¿Cuántas veces ha pensado en esa curva?

Muchas veces. No me olvidaré en la vida de esa curva porque si no me hubiera caído no tendría la cadera con la fisura, habría ganado la etapa y estaría bien. Podría marcarme buenos objetivos y hacer un buen contrato. Ahora estoy en casa con la fisura, sin saber cuando voy a competir y tener un buen nivel. Lo que veía claro cuando me caí es que ganaba porque Contador, Cunego y los demás venían cortados. Entramos con metros Evans y yo, me veía ganando, pero la curva era muy peligrosa. Era de más de noventa grados, con el paso de cebra sobreelevado, la pintura, los adoquines... La verdad es que a aquello sólo le faltaba echarle aceite. Porque había gente que venía descolgada y se cayó. Y uno que va descolgado no entra arriesgando. Yo tampoco arriesgué. Simplemente que no era una llegada buena y allí se cayó toda mi forma. No es que todo el trabajo haya sido en balde porque una etapa en País Vasco es muy difícil de lograr, pero cuando me caí iba a ganar y podían llegar resultados muy importantes. Y ni gané la etapa ni voy a poder lograr victorias en mucho tiempo.

Porque además superó el repecho de Aia y en la crono podía optar a una buena plaza final...

Sí, porque apenas perdí algo en el repecho de Aia y conecté bajando, que era con lo que contaba. Al ser una subida con tanto porcentaje y no ser un corredor ligero como los que pasaron adelante aguanté como pude, coroné con poco tiempo, me lancé en la bajada y pude cogerlos.

¿Ha sido la semana en la que ha alcanzado un mejor nivel?

Sí, he llevado una preparación muy específica para esta vuelta con puertos duros y explosivos y muchos entrenamientos con series, tanto en llano como en puertos cortos, tras moto. Me había entrenado bastante, llegaba muy bien de peso, me había cuidado mucho en la alimentación y todo porque este año era importante. Acababa el contrato, el año pasado no fue nada bueno con la caída de Murcia y la lesión de rodilla... Además mentalmente estaba muy concentrado, todos los días he ido adelante en el pelotón, con mucha ambición y muy motivado. Es una carrera de cinco días, de las más importantes del mundo, con una participación de lo mejor, y ver que en todas las etapas acabé entre los tres primeros es muy importante y digno de valorar porque es difícil de lograr.

¿Y la de Viana fue su victoria más importante como profesional?

Sí, ha sido la carrera más importante y además hubo un momento que se me quedó grabado cuando después de arrancar Luis León le vi a Bettini que me miró fijo a la cara como diciendo: «Arranca tú, que yo no voy». No me lo pensé, arranqué, pude coger a Luis León y cuando miré por debajo del brazo y vi que Bettini se quedaba detrás empecé a creer que ganaba.

¿Ha sentido el calor de la gente tras una caída que dolió a todos?

Sí, mucha gente me apoya y me dice que no le dé vueltas, que alguien se dará cuenta del mérito que tiene... Mi director, Álvaro Pino, me apoya mucho y me da mucha tranquilidad, me dice que ahora mi objetivo es la Vuelta y que lo poco bueno que tiene todo esto es que voy a llegar a disputarla entero, que no me preocupe y esté tranquilo.