Denuncia por discriminación a las personas sordas en la OPE
Las Asociaciones de Personas Sordas de Araba denuncian que el Ayuntamiento de Gasteiz les ha negado una intérprete de lengua de signos en las pruebas de la OPE que tendrán lugar mañana. En la anterior convocatoria del Consistorio gasteiztarra esta negativa ya creó problemas a una opositora. Afirman que las instrucciones por escrito no son siempre suficientes y una persona sorda no puede acceder a las explicaciones orales que se dan en la misma prueba.
Txotxe ANDUEZA |
El Ayuntamiento de Gasteiz ha convocado para mañana unas pruebas para ampliar las listas de Oficial de Control/Conserjería, a las que se han presentado cinco personas sordas. Dos de ellas utilizan la lengua de signos «como lengua natural», a pesar de lo cual, denuncian las asociaciones de personas sordas de Araba, el Consistorio gasteiztarra les ha negado la asistencia en las pruebas de un intérprete de lengua de signos.
Arabako Gorrak y Aspasor denuncian este hecho que consideran una «discriminación por razón de discapacidad», y aseguran que ha vulnerado el derecho de estas aspirantes a realizar estas pruebas en las mismas condiciones que el resto, «privándoles del único canal de comunicación que tienen las personas sordas para con las per- sonas oyentes».
El Servicio de Intermediación Laboral para las Personas Sordas trabaja para las dos asociaciones que en Araba engloban a quienes tienen esta discapacidad, ayudándoles a prepararse para el empleo, orientándoles en la búsqueda de un trabajo, negociando con las empresas... Janire Lucas, orientadora de este servicio, cuenta que cuando tuvieron conocimiento de la realización de estas pruebas consultaron con el Ayuntamiento si en las pruebas podían participar personas sordas. «Nos dijeron que sí, que había puestos que no tenían que atender el teléfono o hablar con personas oyentes».
Se apuntaron cinco personas que están en la bolsa del Servicio de Empleo, de las que dos utilizan la lengua de signos. En la inscripción hicieron constar su porcentaje de minusvalía y se solicitaba intérprete para el examen. Los responsables del Ayuntamiento respondieron que el examen tendría instrucciones por escrito y que consideraban que no era necesario un intérprete. «Les explicamos que instrucciones que se dan previas al examen, cuándo hay que pasar, dónde hay que sentarse, cuándo se empieza... que se dicen oralmente, no van a tener a nadie que se lo explique».
Barreras de comunicación
Las asociaciones de personas sordas recuerdan en su denuncia que la intérprete de lengua de signos «es la mejor herramienta para solventar las barreras de comunicación de las personas sordas». Y en este tipo de exámenes estos intérpretes pueden también «hacer una adaptación del castellano escrito a la lengua de signos, ya que las personas sordas, debido a su discapacidad, tienen ciertos problemas a la hora de comprender lo escrito».
Janire Lucas recuerda que la lengua de signos es oficial y contempla que toda persona sorda tiene derecho a tener una intérprete en cualquier institución pública o privada. Por lo que «aparte de que es un derecho, hay una ley que lo protege y que en este caso no se está cumpliendo».
Las cinco personas inscritas desde este servicio se van a presentar a las pruebas de mañana, pero la experiencia les dice que pueden encontrarse con dificultades añadidas. «De hecho, en el Ayuntamiento ocurrió en las pruebas de la anterior OPE realizadas en noviembre y en enero», recuerda Janire Lucas. «Una de nuestras usuarias solicitó intérprete, se lo negaron y tuvo problemas, al no enterarse de alguna instrucción a la hora de hacer el examen».
En otras instituciones ha habido intérprete en las oposiciones, pero el Ayuntamiento de Gasteiz no lo ha hecho, «y lo más grave es que se trata de empleo público y que se están incumpliendo las leyes».
Las dos asociaciones de sordos y el servicio de intermediación laboral engloban a unas 200 personas sordas en Araba. Un colectivo para el que la formación y el empleo son una auténtica carrera de obstáculos.
«La intérprete de la lengua de signos es la mejor herramienta para solventar las barreras de comunicación de las personas sordas». Contar con esa asistencia es un derecho reconocido desde el pasado año en la legislación española.
En octubre del pasado año se aprobó en el Estado español una ley que suponía el reconocimiento de las lenguas de signos españolas. Esta ley declara oficial la lengua de signos y describe en cada situación los derechos que asisten a las personas sordas y, en su artículo 9, encomienda a los poderes públicos «promover la prestación de servicios de intérpretes en lenguas de signos españolas a todas las personas sordas, cuando lo precisen». Reconoce Janire Lucas que esperaban «que las puertas se iban a abrir un poco más y hemos visto por ejemplo en las elecciones cómo salían en los mítines los candidatos con los intérpretes, pero todavía falta mucho camino, hay que superar muchos problemas para conseguir un recurso tan fácil como un intérprete».
Entre los obstáculos que en el día a día debe afrontar una persona sorda, y la ley no ha ayudado aún a superar, Lucas menciona la asistencia a cualquier curso formativo, fuera de la enseñanza reglada, para la que Lakua establece un servicio que posibilita la asistencia normalizada de las personas sordas: «Una persona sorda, si quiere asistir a cursos del INEM, Lanbide... cualquier curso ocupacional, no puede, porque vuelven a poner la pega del intérprete». Una pega que Lucas rechaza «porque se trata de instituciones públicas, que se supone que deben tener un dinero destinado a posibilitar la accesibilidad y la integración».
Pero para una persona sorda cualquier gestión cotidiana es una obstáculo que sólo puede superar por medio de los servicios de los que se dotan las organizaciones sociales. «Todos los servicios se cubren desde la asociación, que tiene un equipo de intérpretes, que acompaña a estas personas al hospital, al Ayuntamiento a pedir un certificado, a una consulta...». Una ayuda imprescindible porque, concluye Lucas, «una persona extranjera puede aprender la lengua, pero una persona sorda no puede aprender a oír».