En plena ofensiva diplomática, la república caucásica de Georgia recibió el sostén de la UE EEUU, que exigió a Rusia que dé marcha atrás en su anuncio de que reforzará las relaciones con los enclaves de Abjasia y Osetia del Sur. Bruselas mostró su «gran inquietud» y llamó a todas las partes a evitar una escalada de la tensión y a optar por una solución negociada.

El Gobierno georgiano denunció que «Rusia ha cruzado la línea roja» e incidió en que «estamos en un momento decisivo. La UE y la OTAN deben mostrarse unidos, fuertes y firmes en la defensa de sus amigos».

El Ejecutivo de Tbilissi insistió en pedir el envío de una fuerza policial de la UE a ambos territorios irredentos aunque reconoció que para ello «Rusia debe jugar un papel constructivo».

Dos días después de su anuncio, el Kremlin movió ficha y mostró su intención de «normalizar» relaciones con Georgia y el levantamiento de las sanciones contra la república.

Estas medidas incluyen el restablecimiento de relaciones postales, la eliminación de la exigencia de visados a la población georgiana y consultas sobre el acceso de productos georgianos en los mercados rusos.

Abjasia advierte

Abjasia amenazó con trasladar tropas a la frontera tras denunciar que Georgia concentra efectivos en la región de Zugdidsk y en el desfiladero de Kodori, extremo negado por Tbilissi.