Familiares de Ingrid Betancourt, retenida por las FARC, denunciaron ayer como «verdaderamente indecente» que se «especule» sobre su estado de salud y abogaron por que la guerrilla y el Gobierno colombiano negocien cuanto antes un acuerdo humanitario que saque a los cautivos de su «gulag itinerante» en la selva.

Lorenzo y Fabrice Delloye, hijo y primer marido, respectivamente, participaron en un acto de «manos blancas», con la que pretendían pedir a las FARC y al presidente de Colombia, Álvaro Uribe, «gestos de comprensión mutua» para abrir el diálogo, rechazar el debate sobre la salud de Betancourt e insistir en que «hay que sacar a los rehenes» de su cautiverio «abominable». Delloye rechazó las afirmaciones de la senadora Piedad Córdoba de que, según sus informaciones, Betancourt no padece «ninguna enfermedad que pueda dar lugar a complicaciones».