El Guggenheim presenta en una muestra la instalación como creación artística
«Instalaciones: selecciones de las Colecciones Guggenheim» reúne las creaciones de Rirkrit Tiravanija «Sin Título 2002 (Lo prometió)»; Matthew Ritchie «El problema de la jerarquía»; David Altmedjd «La Universidad 2» y el artista bilbaino Javier Pérez «Máscara de seducción». Las instalaciones, de distintos formatos, invitan al espectador a interactuar con ellas y con los espacios que las acogen. La muestra estará abierta hasta enero del próximo año.
Marta MORALES | BILBO
El Museo Guggenheim Bilbao pone de manifiesto la importancia de la instalación como modo de expresión artística a través de la exposición «Instalaciones: selecciones de las Colecciones Guggenheim». La muestra, que se inauguró ayer y permanecerá abierta al público hasta enero del próximo año, está compuesta por cuatro instalaciones de diferentes formatos realizadas por los creadores Rirkrit Tiravanija, Matthew Ritchie, David Altmedjd y el artista bilbaino Javier Pérez, todos ellos exponentes internacionales del arte contemporáneo.
El director de la pinacoteca, Juan Ignacio Vidarte, que estuvo acompañado por el comisario de la exposición, Nat Trotman, durante la presentación de la muestra a los medios, explicó que la instalación, como modo de producción artística, «ganó importancia a principios de la década de los noventa» cuando «el ideal moderno de la contemplación es sustituido por espacios donde los espectadores puedan deambular libremente», aclaró.
La instalación «Sin Título 2002 (lo prometió)» de Rirkrit Tiravanija (Buenos Aires, 1961) responde sin lugar a dudas a esta premisa. Una gran estructura de acero y cromo que acoge un espacio diáfano con monitores de televisión, plantas de jardinería y grandes cojines. «Con esta pieza, réplica a pequeña escala de una residencia y estudio modernista de los años 80, Tiravanija pretende romper las barreras entre el arte y la vida, generando situaciones cuya materia prima es la gente», aclaró Trotman.
El trabajo del artista vasco Javier Pérez (Bilbo, 1968) «Máscara de seducción» (1997) se aleja de grandes construcciones para «reflejar la inestabilidad y la fragilidad de la existencia», a la vez que sugiere «una sensualidad mórbida que llena el espacio de la instalación, mientras el artista desdibuja las funciones corporales y sociales», afirmó el comisario de la muestra. La obra, perteneciente a la pinacoteca bilbaina, está compuesta por una máscara de crin, un vestido de seda y algodón y un texto sobre la pared que detalla el apareamiento y muerte de la mantis religiosa con escalofriante detalle.
En una zona próxima, la obra de Matthew Ritchie (Londres, 1964) «El problema de la jerarquía» (2003), realizada especialmente por el artista para el Guggenheim Museum de Nueva York, se muestra formada por múltiples componentes que pueden ser exhibidos en diversas combinaciones. «El autor nos transmite una metáfora visual de la creación e historia del universo, intentando hacer visible lo invisible, para lo que utiliza un código básico de 49 colores, caracteres y elementos naturales», explicó Trotman.
La pieza «La Universidad 2» (2004) de David Altmejd ( Montreal, 1974) cierra la exposición con una escultura geométrica de espejo de cuyo interior emergen esqueletos de hombres lobo decorados con cristales y joyas junto a flores de plástico y pájaros disecados. «Esta obra esconde una profunda reflexión sobre la naturaleza humana y busca un efecto de horror y fascinación simultáneo», señaló Trotman. La escultura, que refleja al visitante y le devuelve la imagen de espacios ocultos a su vista, pretende ofrecer, sin embargo, «una visión optimista ya que la descomposición contiene la promesa del renacimiento», aclaró el comisario.
Invitación a participar
Por otro lado, aprovechando el concepto de interacción entre el arte y el espectador que plantea la instalación, el Museo Guggenheim ha invitado a unas 2.300 asociaciones de la CAV de distintos ámbitos a que «formen parte» de la obra «Sin título (lo prometió)». Su autor, Rirkrit Tiravanija, considera que la interacción con el público dentro del museo «dota de significado a su obra al alterar su apariencia» por lo que los colectivos podrán desarrollar sus actividades habituales «dentro» de la pieza mientras la exposición está abierta al público, explicó Vidarte. Los grupos interesados deberán realizar sus peticiones al museo antes del 31 de mayo.
Asimismo, Vidarte anunció que la sala servirá como un «improvisado lugar de grabación» desde donde «lanzar un mensaje al mundo» sobre temas de interés en la trayectoria de Tiravanija como la sostenibilidad o la ecología. Las alocuciones seleccionadas por el museo se colgarán en la página web del museo.
El museo ha invitado a 2.300 colectivos de la CAV a realizar sus actividades habituales «dentro» de la obra de Rirkrit Tiravanija. En mayo, además, esta pieza acogerá charlas para inmigrantes y cursos de danza.