Maiatzaren lehena
LAB recuerda que la lucha de clases existe frente a la amenaza del neoliberalismo
Pablo RUIZ DE ARETXABALETA | IRUÑEA
«La lucha de clases existe y el sindicalismo de clase existe», subrayó ayer el secretario general de LAB, Rafa Díez Usabiaga, en Iruñea, para remarcar la alternativa sindical de LAB frente al sindicalismo que «hace el trabajo sucio» a la patronal, y a las políticas neoliberales de las diferentes administraciones.
En su último Primero de Mayo al frente del sindicato abertzale, Rafa Díez subrayó la necesidad de un cambio social y político «como referencia fundamental para que Euskal Herria entre en un nuevo ciclo y pueda superar toda una etapa de negación, imposiciones y confrontación», así como un cambio del modelo social y económico «ante las políticas neoliberales de los gobiernos de Nafarroa, Gasteiz, del Estado español o del Sarkozy de turno».
Accidentes y deslocalizaciones
La cita de LAB reunió, frente a los cines Golem, a unas 5.000 personas, que a mediodía comenzaron una manifestación encabezada por las banderas rojas del sindicato y una pancarta con el lema «Langileon aldaketa eragin. Gora Euskal Herri gorria». La marcha estuvo acompañada por el ritmo de una «batukada» y jalonada con pancar- tas alusivas a los trabajadores inmigrantes, las mujeres y los presos.
Al poco tiempo de iniciarse la marcha varias personas representaron el problema de la siniestralidad laboral y los manifestantes tuvieron que sortear varios cuerpos tendidos en la carretera que simbolizaron los trabajadores muertos. Mientras se escuchaba una sirena, arreciaron los gritos de «accidente laboral, terrorismo patronal» o «noiz arte, prebentziorik gabe».
La manifestación también coreo lemas como «independentzia, sozialismoa», «borroka da bide bakarra» o «euskal presoak, etxera». Un poco más adelante, otro grupo se unió a la manifestación portando carteles con los nombres de empresas cerradas por deslocalizaciones –Ufesa, Hofesa, L&P, Hexion, Mepamsa, Solano, Sysmo, Moulinex, Busato o Dura, entre otras– y el número de empleos perdidos en cada una de ellas, lo que hizo aumentar los gritos contra la deslocalización y la precariedad.
También estuvo presente la lucha contra el Tren de Alta Velocidad, al desplegarse una pancarta con el lema «langileon indarra, AHT gelditu» desde las murallas de la Ciudadela. La crítica al «sindicalismo de acompañamiento» la representó un personaje sentado sobre una plataforma con las banderas de UPN y la patronal navarra, sujetado por «representantes» de UGT y CCOO.
Leales al neoliberalismo
Ya en la Plaza del Castillo, Rafa Díez saludó la lucha de los trabajadores de Palestina, Kurdistán y Sahara, mostró la solidaridad de LAB con los sindicalistas canacos que sufren la represión del Estado francés, y valoró las alternativas al neoliberalismo de Venezuela, Bolivia, Ecuador, Nicaragua y Paraguay.
El secretario general de LAB recordó que el neoliberalismo tiene «leales defensores» en los gobiernos de Madrid, París, Gasteiz e Iruñea, que han impulsado la precariedad, la subcontratación, las privatizaciones y las deslocalizaciones, y que, ante los anuncios de recesión, preparan «nuevas vueltas de tuerca con moderación salarial, mayor flexibilidad, políticas privatizadoras o insuflar dinero publico en el ámbito privado»
Insistió en que la lucha es la única forma de defender unas condiciones dignas de trabajo frente al «trabajo sucio» de «los bomberos sociales del sistema», en referencia a CCOO y UGT. La alternativa de LAB, remarcó, es la lucha de clases y remitió a quienes rechazan su existencia a que pregunten a «los jóvenes que sufren la precariedad a las mujeres discriminadas, a los trabajadores pegados a la cadena de montaje o a las trabajadoras de las grandes superficies o de pequeños comercios».
Finalmente, recordó que ese pulso social cohabita en Euskal Herria con la negación de los derechos nacionales y la represión. «Son tiempos difíciles, son tiempos para decir ‘no’ a estrategias que se agarran al status quo e impiden a la sociedad vasca ser sujeto político a costa de mantener la confrontación y el sufrimiento, para decir ‘no’ a reformas estatutarias como mera continuidad del modelo vigente», añadió.
«Democracia para Euskal Herria y lograr un escenario que reconozca su condición de sujeto político con derecho a decidir su futuro en todos sus territorios», fue la terapia que el secretario general de LAB recomendó para evitar «otro ciclo de frustraciones y confrontación».
