Maite SOROA
Tapar la tortura, sea como sea
A los de la fachenda les pone nerviosos la mera posibilidad de que por ahí afuera se sepa lo que en realidad ocurre en estos pagos. Por eso la visita de un relator especial de la ONU «sobre la promoción y la protección de los derechos humanos y las libertades fundamentales en la lucha contra el terrorismo» les altera sobremanera.
Ayer, en «El Correo Español», Florencio Domínguez alertaba sobre la próxima visita del Relator Scheinin y advertía que «España no ha tenido suerte con otros Relatores de la ONU, como los de vivienda o la tortura, que después de venir de visita han acabado emitiendo informes muy críticos». Ahora resulta que los informes de la ONU son «cuestión de suerte». ¿Alguien se imagina a esos señores jugándose a los chinos si en Noruega se tortura o no, o si tienen derecho a la vivienda o no? Será que los noruegos tienen más suerte.
Pero Domínguez insiste: «En el caso del Relator contra la tortura sus informes han resultado sangrantes, no porque someta a control al Gobierno español, que para eso ha suscrito los acuerdos internacionales, sino porque ha dado por buenas las denuncias presentadas por el entorno político de ETA que ha demostrado que en esos ambientes se mueve mejor que nuestros diplomáticos. El último informe del Relator contra la tortura copiaba hasta el argot de la izquierda abertzale sin ningún rubor». Rubor les debía aflorar a ellos al leer lo que certificaba el Relator. Y es que la tortura está a la vista de quien quiera ver.
Domínguez tenía su propia propuesta: «La visita del Relator Scheinin puede ser aprovechada para ofrecerle una visión distinta a la que le presenten los batidores de ETA y para sugerirle nuevos enfoques en la cuestión del terrorismo».
El «nuevo enfoque» consiste en desviar la atención del Relator Especial y despistarle un poco: «Declarar con la solemnidad de un informe de la ONU que ETA viola los derechos humanos no sería una medida retórica, sino que facilitaría la colaboración de todos los países con las autoridades españolas a la hora de perseguir a los terroristas y terminaría con la comprensión que todavía encuentra en algunos sectores». De lo que se trata es de que en la ONU no se enteren lo que pasa por esos cuartelillos de la España negra.