Desastre humanitario en Myanmar
La devastación del «granero» birmano puede elevar la cifra de 22.464 muertos
La devastación de la principal región arrocera de Myanmar por el ciclón Nargis ha puesto en serio riesgo la seguridad alimentaria de los birmanos y podría elevar en los próximos meses la cifra provisional de 22.464 muertos.
GARA | RANGÚN
El ciclón Nargis que ha devastado el sur de Myanmar inundó las dos principales regiones arroceras del país, conocidas como el «granero» birmano, lo que pone en peligro no sólo la seguridad alimentaria de sus ciudadanos sino también la de las poblaciones de otros países de Asia, como Sri Lanka y Bangladesh, ya que amenaza las exportaciones para paliar la escasez en otros dos países pobres del continente. Mientras, las cifras provisionales de víctimas siguen aumentando y ayer se elevaron ya hasta 22.464 el número de muertos y a más de 41.054 el de desaparecidos.
Imágenes tomadas por satélites de la NASA mostraron arrozales completamente inundados y la antigua capital, Rangún, rodeada de agua y representantes de organizaciones humanitarias afirmaron haber visto extensas zonas cubiertas de cadá- veres, aunque la dificultad de acceso a las zonas inundadas del delta del río Irrawaddy y de la división de Bago, por el bloqueo de carreteras, está imposibilitando la evaluación de la amplitud de los daños sobre la producción agrícola.
El portavoz del Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU, Paul Risley, alertó sobre los «efectos potencialmente graves» del paso del ciclón en el suministro de alimentos. En este sentido, indicó que todavía no se sabe si Myanmar podrá cumplir su compromiso de proveer con varias decenas de miles de toneladas de arroz a Bangladesh y Sri Lanka en un momento en el que las provisiones mundiales son escasas, ya que el Gobierno birmano tiene que comprobar sus existencias. Los medios oficiales birmanos informaron en abril que el año pasado el país exportó unas 400.000 toneladas de arroz gracias a que disponía de una cantidad suficiente para alimentar a sus 53 millones de habitantes.
Según explicó Risley, las existencias globales de alimentos básicos necesarias para la mitad de la población mundial se han reducido un 50% desde 2001 y, además, el precio de la comida en Asia se ha triplicado este año como consecuencia de las restricciones en las exportaciones de los principales países suministradores.
No se sabe aún si Myanmar, que era el primer exportador de arroz cuando se independizó de Gran Bretaña en 1948, seguirá siendo autosuficiente o necesitará importar provisiones de arroz de emergencia, ya que el PMA sólo dispone de 930 toneladas en Rangún, que ayer empezaron a ser distribuidas. Si finalmente lo hace, probablemente subirán aún más los precios.
Alza de los precios
Desde que el sábado el ciclón arrasara el sur de Myanmar, la especulación y la creciente demanda ante el temor al desabastecimiento han disparado los precios de los alimentos más básicos, incluidos el arroz y el aceite, el combustible y los materiales de construcción. Acción contra el Hambre informó ayer de que el precio del agua se ha multiplicado por cinco en Rangún y que el arroz y la gasolina han subido un 60%.
Además, esta ONG señaló que hay millones de damnificados y advirtió de que la interrupción de las comunicaciones telefónicas, el bloqueo de los cambios, la falta de electricidad, el cierre del aeropuerto y el aislamiento de los distritos más afectados están limitando enormemente el distribución de la ayuda humanitaria. Al respecto, añadió que miles de damnificados corren el riesgo de quedarse sin agua potable, alimentos y un lugar donde dormir.
Indicó que el ciclón ha contaminado o salinizado los puntos de agua existentes en la región del sur y se estima que el 80% de los pueblos han quedado destruidos, lo que ha incrementado el riesgo de epidemias.
Cruz Roja y Médicos Sin Fronteras están distribuyendo ayuda básica como plásticos con los que cubrir los tejados que arrancó el ciclón o pastillas para potabilizar el agua, además de mantas y ropa, pero portavoces de agencias de la ONU apuntaron que pese a que las autoridades han aceptado la entrada de alimentos y otros materiales, la lenta tramitación de los visados para entrar en el país está retrasando las operaciones de ayuda.
Nuevo balance de víctimas
Mientras, entre críticas por la lentitud de las autoridades en asistir a los supervivientes, la televisión y radio estatales ofrecieron un nuevo balance de víctimas y situaron en 22.464 el número de muertos y en 41.054 el de desaparecidos. La ONU calcula en cientos de miles los birmanos que han perdido su casa, cifra que algunas ONG elevan por encima del millón.
«Necesitamos ayuda», admitió ayer el ministro birmano de Información, Kyaw Nsan, tras confirmar que sólo en la localidad de Bogalay, a 90 kilómetros al suroeste de Rangún, perdieron la vida unas 10.000 personas y un 95% de las viviendas quedaron destruidas. Su homólogo de Ayuda y Realojamiento, Maung Maung Swe, indicó que «la gran ola de cuatro metros (provocada por los fuertes vientos) arrasó e inundó la mitad de las casas en las localidades de baja altitud y dejó más muertos que la propia tormenta».
Las zonas más afectadas, donde habitan 24 millones de personas (casi la mitad de la población), son las regiones de Irrawaddy, Pegu y Rangún y los estados Karen y Mon. El encargado de la misión de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), Mac Pieczowski, explicó que aunque es «extremadamente difícil» obtener información de las áreas afectadas, «los datos apuntan a que aldeas enteras han desaparecido y la cifra final de víctimas mortales será inmensa».
Esta dramática situación no ha impedido que la Junta Militar mantenga el referéndum previsto para el sábado sobre la nueva Constitución redactada por el Gobierno y que la oposición asegura afianzará el control militar. La consulta sólo ha sido pospuesta al día 24 en las localidades afectadas por el ciclón.
En las zonas afectadas por el ciclón, la Junta Militar birmana ha pospuesto al día 24 el referéndum constitucional convocado para el sábado. En el resto del país se celebrará en la fecha prevista.
El servicio de meteorología de India afirmó haber informado 48 horas antes de la llegada del ciclón a Myanmar, con tiempo suficiente para efectuar la evacuación de la población, mientras que la ONU culpó de la tragedia a la ausencia de un sistema de alerta precoz para el desalojo.
«Cuarenta y ocho horas antes de la llegada de Nargis proporcionamos a las agencias birmanas el punto de impacto del ciclón, su gravedad y todas las demás cuestiones relacionadas», explicó el portavoz del departamento , B.P. Yadav, quien añadió que se alertó de antemano y que «había suficiente tiempo para adoptar medidas de precaución como la evacuación».
En esta línea, Laura Bush, esposa del presidente de EEUU, acusó el lunes a la Junta Militar de no haber informado a la población de la llegada del ciclón.
Mientras tanto, la ONU criticó la ausencia de un sistema de alerta precoz que hubiera permitido salvar muchas vidas y agregó que las autoridades del país tenían en su poder los datos proporcionados por los satélites meteorológicos que advertían de la llegada del Nargis.