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Engranaje autogestionado para unir a los gaztetxes de EuskaL Herria en el 10º aniversario de Kukutza

El bilbaino barrio de Rekalde acogerá el próximo día 17, sábado, el Euskal Herriko Gaztetxe Eguna, organizado por Kukutza. Esta iniciativa en defensa de los gaztetxes parte precisamente de este conocido centro social ocupado y autogestionado, en su décimo aniversario de existencia.

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Kepa PETRALANDA

La actividad es frenética en días previos al Euskal Herriko Gaztetxe Eguna que se va a celebrar el sábado. Integrantes de la asamblea del gaztetxe se reparten citas con los medios, no dan a basto con los carteles del próximo reto, mientras debaten si conviene tirar más, y coordinan, sobre la marcha, nuevas necesidades a las que hacer frente.

Pero el listón de Kukutza es alto y, tanto abajo como arriba, a ambos lados de toda esta efervescencia, lo diario en este viejo taller situado en al inicio del antiguo camino de Iturrigorri sigue respondiendo a la creatividad y el trabajo autogestionado y libre de quienes lo ocupan.

Han transcurrido diez años desde la ocupación de Kukutza, «desde que convertimos esta inerte fábrica en un barco lleno de vida con el que zarpamos a la aventura», y llega el momento de echar la mirada atrás y recibir el ánimo y la compañía de tanta gente que conforma o simpatiza con el movimiento de la ocupación».

El antecedente

La experiencia asamblearia de Kukutza se sustenta, por un lado, en lo más cercano. El movimiento de la ocupación en Bilbo y el resto de Bizkaia que se inició a finales de los 80, y que desarrolló en este entorno post-industrial vasco una iniciativa similar a la que hicieran popular Lore Etxea, Zapatari, el gaztetxe de Gasteiz o Patxoki, por citar algunos casos en el conjunto de Euskal Herria.

La década anterior había conocido en estas latitudes el trasiego de la ciudad al entorno rural, la ocupación de pueblos abandonados o baserris derruidos, la vuelta a los orígenes, coincidiendo en el tiempo con los squaters, la ocupación de viviendas en la machacada Inglaterra de la época de Margaret Thatcher, y en otras ciudades industriales europeas.

Pero la historia se reescribe y resulta que «la bola» sigue rodando. En Kukutza la asamblea general mensual, el máximo órgano decisorio, sigue reuniendo a unas cuarenta personas. Iban González era un chavalillo cuando la Ertzaintza «descubrió» el esqueleto del gaztetxe del Casco Viejo de Bilbo. Dieciocho años después, no sólo asume su compromiso y afronta la labor informativa previa al acontecimiento del próximo 17 de mayo; se atreve, incluso, quizá sin quererlo, a diagnosticar el estado de salud del movimiento de ocupación.

La idea

«Hay gente que pasa, desarrolla su proyecto y tiempo después, por diferentes razones, lo deja y vuelve a quedar hueco. Es lo normal. De igual manera que en los últimos meses, con el trabajo que supone organizar el Euskal Herriko Gaztetxe Eguna, se han descuidado otras iniciativas», indica.

Las comparaciones suelen llevar a desdibujar la realidad y no parece adecuado ceñirse a experiencias del pasado. No en vano, éste es un gaztetxe del nuevo milenio, con todo lo que ello puede significar. Alguien que pueda llegar a Kukutza con la idea preconcebida de encontrarse sólo a muchos jóvenes con una irrefrenable energía y embarcándose en innumerables proyectos, se pilla los dedos, seguro.

Hay jóvenes que trabajan el pladur y el aislante para montar su local de ensayo, lo mismo que podemos encontrar a veteranos, como el que trabaja en el bar, o amatxus de Rekalde que se quedaron sin sitio en el centro cívico municipal del barrio y han encontrado lugar para juntarse en esta fábrica. Hay un uruguayo que se ha quedado para mejorar sus malabarismos en el gaztetxe, chavales de etnia gitana del barrio que no fallan un solo día en el gimnasio, o escultores de Rekalde que trabajan en su estudio, en la fábrica Kukutza.

El plano

A modo de guía, para quien no lo conozca, actualmente en la planta baja de Kukutza funciona una ciber-biblioteca, que incluye volúmenes traídos desde Sorgintxulo, el gaztetxe de Santutxu que fue violentamente desalojado, junto a una sala de ordenadores en la que se arregla y recicla material informático. Al mismo nivel se habilitan locales de ensayo para grupos de música del barrio. El área de conciertos y la barra del bar están también en el primer nivel, junto con servicios y varios almacenes de material diverso, como por ejemplo, los componentes de alguna txosna de comparsas de Bilbo.

En el primer piso están la cocina y el comedor. Hubo un tiempo para los menús diarios. En la actualidad, se ofrece menú vegetariano a cinco euros, viernes y sábados desde las 13.00; comensales de toda edad y condición, no sólo de Rekalde, sino del resto de Bilbo y otros municipios son habituales. Alrededor de cien menús cada día. Este nivel del gaztetxe se completa con las oficinas y un área de reciclaje y trueque de ropa usada.

En la segunda planta se encuentra la zona de malabares, el espacio de Koblakari; hay talleres de escultura y pintura donde trabaja, entre otros, Mikel Varas; y el espacio en el que ensaya el grupo de teatro La Chusma.

El tercer piso acoge una de las estrellas actuales de Kukutza: el mayor rocódromo autogestionado y cubierto de Euskal Herria, en el que son habituales muchísimos chavales. Hay también un pequeño gimnasio, así como un espacio para la danza. Arriba queda sitio para una pequeña vivienda habitada.

La acción

Cada área, taller o iniciativa es gestionada por un colectivo, aunque todos navegan en la misma dirección. Hay asambleas los miércoles para ir coordinando la actividad más habitual y una asamblea mensual en la que se toman decisiones, sino por unanimidad, sí con el mayor debate posible y el apoyo de una mayoría amplia.

«Reivindicamos y ponemos en práctica la ocupación y la autogestión como modelo para convivir y buscamos la transformación social», subrayan algunos miembros de la asamblea de Kukutza. Pero, defender y llevar a la práctica mensajes en favor de la ocupación, sostener manifestaciones culturales populares, de manera participativa, trabajando activamente contra los intereses privados y especulativos no es, precisamente, tomar el camino más sencillo, «y menos en Euskal Herria», apostillan.

De ahí los ataques, intentos de criminalización de Kukutza y de la gente que lo frecuenta o aquel viejo sistema de lanzar la piedra y esconder la mano, puesto tantas veces en práctica contra este proyecto vivo. Mentiras, intoxicación informativa, un desalojo, tres intervenciones policiales; es el balance resumido de una década de resistencia. Recuerdan que tras la irrupción de la Guardia Civil echaron en falta dinero y muchas camisetas, mientras que la Ertzaintza presentó cosas que había cogido en el gaztetxe como supuestos pruebas de no se sabe qué delito. Y es que un espacio de miles de metros de superficie con espacios libres y autogestionados, por el que pasan a diario cientos de personas y en el que se desarrollan actividades muy dispares ofrece margen como para encontrar un teatrero disfraz de ertzaina, un camping-gas para calentar alimentos, o cohetes y petardos con facturas de Astondoa para celebraciones. Cuando la Ertzaintza de Juan María Atutxa mostró a los medios un esqueleto de uso docente encontrado en el gaztetxe del Casco Viejo, se dio ante la opinición pública la imagen de un local con cadáveres.

La reflexión

El futuro está por escribir. A lo largo de estos diez años Kukutza se ha implicado y ha sido escenario, entre otros, de congresos como el de la ocupación a nivel de Euskal Herria, de malabaristas procedentes del mundo, o de mujeres jóvenes y feministas de Bilbo, pero detallar todo lo vivido sería interminable.

El pasado abril se presentó el décimo aniversario, con muy buen ambiente. Hubo malabares, inauguración de esculturas, una comida popular para 200 personas, poteo por el barrio y concierto con Xasta, Pikadura y DJ Zen. Y es en el contexto de este 10º aniversario de Kukutza en el que se sitúa también el Euskal Herriko Gaztetxe Eguna del próximo día 17 de mayo.

El cartel incluye actuaciones de Pantxoa eta Peio, Sorkun, Zea Mays y Bad Sound System. Estarán asimismo con motivo de los diez años de Kukutza los bertsolaris Arkaitz Estiballes, los hermanos Paya y Maialen Lujanbio. También participará Txan Magoa y habrá muchísimas sorpresas.

 

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