Mayor se destapa como ideólogo de «la batalla» esencialista de San Gil
María San Gil calla pero Jaime Mayor Oreja habla por ella, destapándose como el verdadero ideólogo de la negativa a firmar la ponencia política que ha generado una grave crisis en el PP. El eurodiputado destaca que lo importante ya no es la literalidad del texto, sino el no cambiar la estrategia de los últimos cuatro años.
I.I. |
El PP presentó ayer la ponencia política que debatirá en el próximo congreso, en un acto al que acudieron dos de sus redactores, el presidente del PP en Canarias, José Manuel Soria, y la senadora de Girona Alicia Sánchez Camacho, pero al que faltó María San Gil, quien el domingo por la noche anunció que no suscribía el texto «por diferencias de criterio, a su juicio fundamentales». Según Soria y Sánchez, el escrito fue consensuado por todos y es compartido al cien por cien por San Gil. De hecho, en su lectura se observa que recoge las posiciones más ortodoxas y radicales mantenidas en los últimos cuatro años.
Entonces, ¿cuál es el problema? María San Gil calla, aunque algunos de sus compañeros de partido en la CAV empiezan a considerar necesario que dé explicaciones, más aún a la vista del texto finalmente presentado. En su lugar, está hablando su mentor, Jaime Mayor Oreja, quien el lunes por la noche ya anunció que «María y yo, y otras muchas personas vamos a dar la batalla». El eurodiputado explicó ayer que «lo importante no es «la literalidad de una ponencia» sino «la verdad de las personas». Y, a su entender, en determinados ámbitos del PP se ha observado «una idea de modificar sustancialmente» la posición mantenida en los pasados años, lo que provocó el plante de la presidenta del PP de la CAV y la consiguiente crisis en el partido.
Según Mayor Oreja, Zapatero encabeza «una segunda transición» que va hacia «una extraña España confederal», que será «una nación ingobernable». Y, a su juicio, el PP no puede permanecer impasible ante eso, y en la dirección del partido hay quien se estaba acomodando a esa situación. De ahí ha venido este golpe de mano dado a través de María San Gil.
La cuestión ya no es lo que diga la ponencia -que dice lo que Mayor Oreja y María San Gil querían- sino que no se fían de que ese sea realmente el proyecto que luego se lleve a la práctica. Y Mayor Oreja, que proviene de UCD, dice que «yo se lo grave que es dividir un partido, pero también se lo que es la tragedia de que un partido sea la nada».
Esa es la lucha esencialista que ahora dirige Mayor Oreja en el seno del PP y a la que se han sumado todos cuantos dentro de la derecha española tienen cuentas pendientes con Rajoy.
Rajoy anunció que volverá a hablar con San Gil cuado ésta vuelva de «un viaje» que ha forzado la suspensión de un acto conjunto anunciado para mañana en Gasteiz. Pide a otros líderes del PP que no remuevan más el tema.
La propuesta de ponencia política finalmente presentada ayer recoge con fidelidad la doctrina del PP de los últimos cuatro años, cuando defiende la España autonómica pero de «indisoluble unidad» que se contrapone a «la confederación de naciones o Estado federal que otros proponen» (en alusión al PSOE), a la «deslealtad con el marco autonómico y sus límites» de los partidos nacionalistas y a «la política global de debilitamiento de la nación española» que dirige ETA.
Junto a los habituales llamamientos a la derrota de ETA y la recomposición «de un acuerdo público, concreto y por escrito» para ello, llama la atención que el PP se esfuerce en llamar la atención sobre los fines políticos de la organización armada vasca, que considera más importantes y peligrosos que su actuación «terrorista». Así afirma que «ETA no es la mafia, que recauda dinero para enriquecerse. ETA recauda dinero para hacer posible su proyecto político. El terrorismo la distingue pero no nos puede hacer olvidar su finalidad política». Y añade que se trata de «un proyecto político que comparte con partidos nacionalistas: la independencia de Euskal Herria». Los ponentes entienden que «en ETA ha habido un giro» y que ahora «pretende incidir más en la política que en la actividad terrorista». Y concluyen que «los pasos que ha dado ETA, primero en el Pacto de Estella y luego en Perpignan, y la dinámica que se ha producido en el conjunto de España, constituyen una política global de debilitamiento de la Nación española».
El PP apunta además que el PNV es «obstruccionista» y «no colabora en la derrota de ETA», lo que provocó la reacción del diputado jeltzale Josu Erkoreka.
