El proyecto que dirige Roberto Comas, escaparatista ya jubilado de El Corte Inglés, tiene su origen en la Feria Internacional de Turismo de Madrid de hace ocho años. El stand de los grandes almacenes «era demasiado grande y me encargaron decorar los metros sobrantes», recuerda el diseñador madrileño. Con papel, tijera, pintura y pegamento, Comas y sus colaboradores crearon los dieciocho primeros modelos de la colección que exhiben en Balmaseda y que, en la actualidad, está formada por ochenta piezas.

La muestra abarca cuatro mil años de la historia de las formas y las tendencias de la vestimenta femenina. Los modelos han sido repartidos en dos salas contiguas de la segunda planta del museo: la primera está relacionada con los momentos más importantes de la historia, mientras que la segunda acoge las propuestas de los modistos a partir de los años veinte y treinta del siglo pasado. Los maniquíes que portan los modelos están caracterizados en consonancia con ellos.

Nuevas piezas

Desde 2000, la colección ha visitado distintas ciudades, entre ellas Gasteiz e Iruñea, y ha ido creciendo en número. La exposición de Boinas La Encartada ha incorporado cuatro nuevas piezas: el atuendo compuesto por huesos, plumas y pieles de una hechicera de Africa Oriental (10.000-5.000 a.C), un bonito conjunto inspirado en la mujer cretense formado por falda de volantes y una camisa muy escotada que deja los pechos al descubierto (3.000 a.C.), una creación que representa el modo de vestir de un personaje importante de la Dinastía Quing china y, por último, un traje similar a los que llevó Anastasia Románov, la que fuera primera esposa de Iván IV El Terrible.

Preparan una quinta prenda, de estilo japonés, que se colocará en uno de los escaparates de la Gran Vía bilbaina y que dará cuenta de esta actividad en Balmaseda. Es un trabajo que llevará tiempo, explicó a GARA Juan Montejano, uno de los artesanos que elaboran los ropajes, ya que se trata del vestido de una emperatriz, con unas faldas sobre otras, así que no estará listo hasta finales de mayo o principios del mes de junio.

Lo cierto es que gran parte del público, políticos, periodistas y cámaras que asistieron a la presentación ayer por la mañana de la muestra quedaron con la boca abierta al contemplar los vestidos confeccionados con papel en lugar de tela. Y eso que en la comarca de Enkarterriak están acostumbrados a ver auténticas «obras maestras» a base de pliegos con motivo del Concurso Internacional de Vestidos de Papel que se celebra en Gueñes cada setiembre. De hecho, la organización del certamen gueñestarra ha sido el auténtico artífice de la muestra instalada en La Encartada.

Además de los cuatro modelos ya citados y que se presentan a modo de novedad, quienes se acerquen a este lugar, muy próximo al límite con Cantabria, podrán admirar verdaderas joyas y seguro que a más de uno le costará contenerse de tocar las prendas para cerciorarse de que, efectivamente, están hechas en papel.

El propio Roberto Comas contó ayer, sin poder evitar la risa, que ha «pillado» a más de una persona, «sobre todo señoras mayores», acariciando sus creaciones y expresando su sorpresa por el resultado.

Y es que resulta casi imposible pasar sin inmutarse por delante de algunas de las figuras. Ocupa un lugar destacado la réplica del traje de noche en terciopelo negro línea «sirena» de Karl Lagerfeld.

Hay trajes que se han convertido en clásicos. No faltan los diseños de Cocó Chanel, Christian Dior, el vestido de noche prototipo de Grès y el de encaje con abrigo de tafetán de Pertegaz tal y como Henry Clark lo inmortalizó para ``Vogue'' en 1954. Por supuesto, está presente Cristóbal Balenciaga, representado en la portada del catálogo editado para la exposición con un traje de noche de corte asimétrico con cola de pavo real que resultó una absoluta novedad en su colección 58/59. Yves Saint Laurent es otro de los diseñadores al que Comas rinde su particular homenaje. Su famosa «línea trapecio», tras la que se convirtió en un referente, está presente en la sala dedicada a los modistos del siglo XX.

Como a todo autor, a Roberto Comas le costó elegir un modelo, entre los 80 expuestos, como su preferido pero finalmente citó que está especialmente orgulloso del modelo de Gran Sport que Balenciaga lanzó en 1962, con el que logró introducir las botas en el atuendo de la mujer.

En cuanto a la ampliación de la colección, indicó que sería su deseo «salir de Europa». Le gustaría ocuparse de la India del siglo XIX, «que da para mucho». Figura igualmente en sus planes imitar a Versace y Prada.

Roberto Comas nació en Madrid en 1936 y, desde joven, le atrajo el mundo de la moda, en el que se inició de manera autodidacta. El diseñador ha logrado el reconocimiento a través de los numerosos premios que ha cosechado a lo largo de su trayectoria.

Explica Comas que cada diseño exige, más o menos, una semana de trabajo e incluso tres semanas los más laboriosos. Construye sus vestidos con una enorme variedad de papeles -el básico es el papel moreno o de embalar, grueso y fino-, pintura plástica, pegamento, grapas, blondas de pastelería para los encajes, barnices y lacas para los matices, lentejuelas, y otros elementos para los detalles y complementos. La iluminación juega también un importante papel, según apunta su colaborador Juan Montejano.