Admirado por Jaime Rosales -autor de «La soledad» y flamante ganador de los Goya- y seguido por un público minoritario pero fiel, Isaki Lacuesta es uno de los autores que se citan cuando se habla de un cine «experimental», que «se sale de la norma» y se «aleja de los patrones comerciales». Sin embargo, el realizador catalán, nacido en Girona en 1975, desveló ayer en Bilbo que no se identifica mucho con esas etiquetas. «Nunca me planteé hacer un cine original ni algo en oposición al cine comercial. Simplemente, hice lo que me apetecía. Para mí, lo raro es lo que hacen los otros. Mi cine es novedoso sólo en la medida en que es lo primero que hago, pero si hubiera dirigido una película con Esteso y Pajares también hubiese sido experimental». Así se expresó este realizador en la «charla-sobremesa» que ofreció en el restaurante Ambigú, programada dentro del FANT, ante una docena de personas, en su mayoría las mismas que por la mañana habían asistido a su master class. Tanto los cortometrajes de Lacuesta como sus largos -«Cravan vs. Cravan» (2000) -en la que relata la vida del boxeador Arthur Cravan, sobrino de Oscar Wilde- y «La leyenda del tiempo» (2006) -poético documental sobre un niño gitano y una enfermera japonesa- han sido rodadas con muy bajo presupuesto. Son muy pocos los espectadores que las han visto, pero han recibido premios en numerosos festivales. «Para mí, los cortos son tan importantes como los largos, los hago con la misma vocación. Lo del bajo presupuesto me ha venido dado, no tendría ningún prejuicio en hacer una peli de 30 millones y, por supuesto, me gustaría que las vieran muchos más espectadores, entre otras cosas porque de eso depende que te subvencionen la película. Es como si los pobres tuvieran que pagar más impuestos».

El cine, como nunca

La conversación entre Isaki Lacuesta y los seguidores del cine fantástico derivó pronto hacia el futuro del séptimo arte. «La gente del cine español es muy propensa a quejarse y está claro que la gente ya no ve el cine como antes. Yo no soy muy partidario de contar las penas, estoy cansado de los apocalípticos. Además, soy muy optimista. Cada vez se ve más cine y nunca antes había sido tan fácil conseguir películas de cualquier parte del mundo. En este momento todo es posible: encontrar una rareza en youtube e ir a las salas a ver otro tipo de películas». También han cambiado otras cosas. «La comunidad de gente que comenta las películas es ahora más amplia gracias a los blogs y esa es toda una experiencia. Las discusiones sobre cine están más vivas que nunca y suelen ser más interesantes que lo que publica la prensa oficial». Aunque eso también acarrea otros fenómenos. «Todo sucede deprisa. Se encumbra a un cineasta desconocido y tres meses después se le mata para alzar a otro nuevo valor».