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Crisis en el Partido Popular

San Gil pone en cuarentena a Rajoy y dimitirá si no recupera la fe en él

No es una cuestión de textos sino de fe. María San Gil ya no cree en la dirección del partido porque considera que no defiende su mismo proyecto de «esa gran España de ciudadanos libres e iguales que tenemos que ofrecer». Por eso se ha dado un plazo de «40 días» para ver si sus sospechas se confirman o se disipan. Si en ese periodo no recupera su confianza en el equipo de Rajoy, no se presentará para presidir el PP de la CAV, cuyo congreso ha adelantado a julio.

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GARA | GASTEIZ

Por si una crisis en el PP no era suficiente, ahora ya se atisba otra en el seno del partido en la CAV. Después de la lectura de la ponencia, dirigentes de la formación no entendían la postura de fuerza adoptada por María San Gil. Quizá algunas de las explicaciones que ésta dio ayer sobre el proceso de redacción de la ponencia les haya convencido, pero al mismo tiempo se abren dos nuevos elementos de fricción. El primero, haber elegido el día de ayer, con un agente de la Guardia Civil muerto y un cuartel destruido, para romper por sorpresa su silencio en una rueda de prensa en la que dedicó un minuto al atentado y más de media hora a airear los trapos sucios del partido. Segundo, convocar un congreso en julio que puede dar lugar a una confrontación interna en el PP de la CAV en un momento que todos los partidos consideran ya preelectoral.

Las primeras muestras de es-ta división en el seno del PP de la CAV empiezan a aparecer públicamente. La portavoz en el Ayuntamiento de Getxo y miembro de la dirección regional, Marisa Arrue, se mostraba «un poco perpleja», y añadía que «María San Gil era nuestra líder, nuestro lugar a mirar, nuestra persona en la que yo, por lo menos, tenía una confianza tremenda. A mí me ha sorprendido mucho».

Entre tanto, la alcaldesa de Lizartza y portavoz del PP en las JJGG de Gipuzkoa, mostraba su apoyo «al cien por cien» a San Gil y anunciaba que si ésta renuncia «puede haber más» abandonos, entre ellos, «seguramente», el de ella misma.

«Me sentí engañada»

Después de no haber hablado desde que el domingo comunicó a través de una nota su ne- gativa a suscribir la ponencia política por «discrepancias fundamentales» y tras haber transmitido que estaría estos días de viaje, María San Gil convocó en la mañana de ayer a los medios para explicar que ha perdido «la confianza» en la dirección española del PP y que, si no la recupera, «se retirará». Tras asegurar que se ha sentido «poco respaldada y engañada» en la ponencia política «no por Mariano Rajoy pero sí por algún colabora- dor cercano suyo», destacó que adelantará a julio el congreso del PP de la CAV.

San Gil realizó un relato de la redacción de la ponencia política y aseguró que «desde el primer momento surgieron discrepancias de fondo y forma» a la hora de enfocarla y que, a partir de las mismas, se realizaron unas declaraciones que «en absoluto respondían a la vocación de la ponencia que yo quería trasladar al PP». En esa línea, señaló que «ante la imposibilidad de llegar a acuerdos» y por existir «dos ponencias claramente antagónicas», se puso el problema en conocimiento de la dirección del PP y se designó como interlocutor al secretario ejecutivo José María Lasalle.

«Ahí empezó una lucha de titanes, porque me encontré con un interlocutor que discutía y rebatía el análisis político del momento en que vivimos y la necesidad de plasmar de una forma clara cómo tiene que ser la propuesta de proyecto de esa gran España de ciudadanos libres e iguales que tenemos que ofrecer», detalló para añadir que, al ver que «no había una postura clara en la defensa del proyecto del PP», San Gil se puso en contacto con Mariano Rajoy, quien le garantizó que todo aquello que ella quería incluir «se incluiría».

La «lucha» continuó el domingo para intentar «modificar o suprimir» determinados artículos redactados por la líder del PP en la CAV que, a su juicio, eran «imprescindibles» y se referían, entre otras cuestiones, «a la definición de nación, al estatuto catalán o al futuro estatuto vasco, al referéndum de Ibarretxe, la actitud del PNV con el terrorismo o a la corresponsabilidad del PSOE a la hora de disgre- gar España».

«Se me intenta imponer una nueva redacción pero, a vista de que no lo consiguen, a regañadientes y de mala gana, se admite al final el texto de la ponencia el domingo por la tarde», afirmó la dirigente donostiarra, quien destacó que «lo que colma el vaso» son las declaraciones del otro ponente «donde se vuelve a hablar una vez más de que cada comunidad autóno-ma con los nacionalismos hará lo que quiera, y donde se pone en valor como eje central de la ponencia los pactos de Estado con el PSOE».

«La esencia no se negocia»

«Yo estoy para negociar cosas, pero no la esencia de mi partido, y si la persona que Rajoy pone como interlocutor me discute hasta el concepto de nación, me preocupo, y si se sugiere un cambio de estrategia respecto a los nacionalismos tanto en el País Vasco como en Cataluña, lo único que hago es ponerlo encima de la mesa», añadió.

San Gil manifestó su «gratitud» a todos los miembros del PP vasco que le han transmitido su apoyo porque «han sido momentos muy difíciles». No obstante, remarcó que si no está de acuerdo con determinadas posturas «no es consecuente que siga liderando el PP» e insistió en que si «se recupera la confianza en los valores, yo estaré ahí; pero si no siento que estoy defendiendo aquello en lo que creo, lo mejor es que sean otras personas las que estén».

En esta línea, María San Gil concluyó afirmando que «no es una retirada en diferido, sino la voluntad clara de ver en 40 días si se confirma que lo que tengo son sólo sospechas o no lo son».

LLAMADA

María San Gil llamó ayer por la mañana al presidente del PP, Mariano Rajoy, para comunicarle el contenido de la rueda de prensa que iba a ofrecer minutos después.

génova calla

Rajoy y su equipo consideraron que, tras el atentado, no era el día adecuado para responder a San Gil ni entrar en disputas internas.

cita improvisada

Sin embargo, tras visitar juntos la capilla ardiente, mantuvieron en un hotel de Gasteiz, junto a una veintena de miembros del partido, una reunión que se prolongó por espacio de hora y media. No hubo acercamiento.

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