Los edificios de líneas sobrias y depuradas, de estructuras de acero y grandes ventanales de cristal, las zonas urbanas habitables y la unión de la tecnología y del arte, todo ello fue propugnado por Walter Gropius (1883-1969), uno de los padres de la arquitectura moderna, de cuyo nacimiento se cumplen hoy 125 años.

A Gropius se le recuerda como el fundador y director de la Escuela Bauhaus, que marcó un antes y un después en el diseño, la educación artística y la arquitectura, fundamentalmente en Occidente, aunque no sólo.

Gropius, judío, tuvo que huir de Alemania en 1933 tras el ascenso al poder de los nazis. Primero se exilió en Gran Bretaña y, después, en EEUU, desde donde sus tesis siguieron propagándose y marcaran a generaciones de arquitectos y artistas del siglo XX.

La Bauhaus fue la escuela europea que capitalizó la I+D (investigación y desarrollo) sobre las bellas artes, el diseño y la arquitectura.

Esta relevancia llevó a la Unesco a incluir en 1996 el edificio de la escuela en la Lista del Patrimonio Mundial. Ahora alberga la Fundación Bauhaus, creada en 1994, que sigue siendo un centro experimental centrado en la arquitectura y el diseño. Estos días conmemora con diversos actos el 125 aniversario del nacimiento de su creador.

Gropius creció en un ambiente familiar favorable a sus inquietudes, su padre y su abuelo eran arquitectos, y él mismo estudió la disciplina en Munich y Berlín. Después se tomó un año sabático en el que se dedicó a viajar.

Innovación y funcionalidad

A su vuelta, entre 1907 y 1910, trabajó en el estudio del arquitecto Peter Behrens, uno de los pioneros del diseño moderno, y, en 1911, se unió a la Deutscher Werkbund, quien coordinó a diseñadores con la industria. De esta manera, entre 1910 y 1914, Gropius ideó la fábrica Fagus de Alfeld, que, con sus grandes superficies acristaladas, sus cubiertas planas y sus formas ortogonales, se convirtió en pionera de la arquitectura moderna. Este edificio y el Werkbund de Colonia le dieron a conocer rápidamente en toda Europa.

Tras la Primera Guerra Mundial, dirigió dos escuelas de arte en Weimar, hasta que creó la Bauhaus en 1919. Esta institución fue la primera en llamar la atención sobre las consecuencias tanto psicológicas como físicas que la arquitectura tiene para las personas o, dicho de otro modo, sobre la responsabilidad social que tienen quienes proyectan espacios arquitectónicos y urbanos. Ello le llevó a proponer diseños tan innovadores como funcionales, tendentes al minimalismo y caracterizados por las líneas sobrias, el uso del cristal y la armonía de los espacios rectos y curvos.

Pero, además, Gropius reunió en torno suyo a talentos de la época, entre ellos, Paul Klee, Josef Albers, Wassily Kandinsky, Oskar Schlemmer, Johannes Itten, László Moholy-Nagy o Marcel Breuer.

En su exilio, siguió impartiendo docencia, sobre todo desde la Universidad de Harvard, construyó viviendas con Marcel Breuer y, en 1945, fundó el TAC (The Architects' Collaborative) en Cambridge, Massachusetts.

La fábrica Rosenthal (Selb, Alemania), la Ciudad Gropius (Berlín), la Torre PanAm (Nueva York), la Universidad de Bagdad, los edificios Packaged House System (Lincoln, Massachusetts) y la fábrica Fagus (Alfeld, Alemania) son algunas de sus principales obras.