Se celebra el día mundial de Internet. Gran invento. ¿Qué sería de nosotros sin esta red de redes? ¿Qué sería de nosotros sin tantas pantallas abiertas para dejarnos intoxicar o para intentar buscar el grano entre tanta paja? Muchos pasamos más tiempo en Internet y sus derivados que en la vida real. Bueno, probablemente la vida real sea Internet y lo virtual sea pagar a Hacienda. Al menos para algunos. Desde la pantallita hacemos ya casi todo. Hasta la compra diaria o encontrar pareja. Y China nos espera.

La otra noche dos cadenas, Cuatro y La Sexta, seguramente sin acuerdo previo, nos desmontaron dos misterios televisivos. Buenafuente nos desveló que el euro televisivo y publicitario Chiki Chiki, no estaba compuesto y escrito por Pedro Guerra y Santiago Segura, sino que en los principios de esta broma, de este juego, de este fenómeno, los dos contribuyeron a engordar la propuesta haciéndose pasar por los autores. Algo que yo vi en la televisión, presentado como noticia y que me creí a pies juntillas, y no solamente por mi proverbial credibilidad, sino por lo verosímil que era, entre otras cosas porque en plan de juego, de cachondeo, se coloca uno en compañía de otros y es capaz de hacer cancioncillas de este pelo en cantidad de diez por ronda de cubatas.

Los dos comparecieron y desmontaron este bulo, aunque no se nos dijo quién pasa por caja a cobrar los derechos que está devengando este monumento a los frikis institucionalizados. Este desmontaje nos ha quitado medio argumento, pero nos da esperanzas para la casuística. Pero en «El Hormiguero», Pablo Motos nos desmontó a Barragán. ¿Se acuerdan? Sí, ese personaje con gafas de culo de vaso, con zapatillas de estar por casa, vestido con gabardina y que siempre contaba chistes guarros. Se sabía que detrás del disfraz había alguien, y de repente apareció ese alguien, un publicista, agraciado, con una voz aterciopelada, que se ha mantenido décadas en el anonimato. No voy a decir su nombre, porque poco importa y seguirá yendo por la calle sin ser reconocido. Seguro. ¿Ha llegado el tiempo de saber todas las verdades televisivas? Ojalá. Nos vamos a divertir.